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CRECIMIENTO DE LAS INVERSIONES EN EL SECTOR ALIMENTOS Y BEBIDAS
› Por Susana Díaz
Un lugar ya común de cualquier foro en el que se trate la actividad agropecuaria o industrial es el desarrollo de las cadenas de valor, es decir, del conjunto de etapas del proceso productivo que van desde la producción primaria al producto tal cual llega al consumidor final. Azúcar, lácteos o carnes, por ejemplo, no son en rigor bienes primarios, sino productos de la “industria alimenticia”. Así, el grueso de las producciones primarias regionales suelen ser el primer eslabón de cadenas agroindustriales que componen, a la vez, la industria alimenticia.
El peso de esta industria en el total del Producto nacional resulta también indicativo del grado de desarrollo de una economía. Mientras en los países más avanzados Alimentos y Bebidas promedian el 10 por ciento del Producto, en los “en desarrollo” ese promedio se ubica en torno del 17 por ciento. En la Argentina –gran productor de alimentos con un cuarto de su población en la indigencia–, el monto estimado de las ventas del sector alimenticio fue el último año de 88.500 millones de pesos, cerca del 20 por ciento del PIB. De este total, las exportaciones representaron unos 11.000 millones, pero de dólares. En otras palabras, más de un tercio de la producción se destinó al consumo externo. El empleo registrado de esta industria es de alrededor de 280 mil trabajadores, un nivel relativamente bajo si se considera su peso en el producto.
En algunos subsectores el crecimiento registrado en el primer semestre de 2005 resultó, comparado contra igual período de 2004, muy superior a los restantes rubros tanto de la propia industria como del PIB global. De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura, la molienda de girasol se incrementó el 22 por ciento y la de soja, el 12 por ciento. La faena avícola creció el 14 por ciento y la de porcinos, el 18 por ciento. El motor de este crecimiento fue esencialmente la demanda de exportaciones, que en el conjunto de la industria alimenticia crecieron cerca del 13 por ciento. En contrapartida, el consumo doméstico se expandió por debajo del 8 por ciento y se espera que termine el año apenas por encima del 6.
A pesar del crecimiento sostenido en todos los indicadores, tanto de oferta como de demanda, muchos sectores se encuentran todavía por debajo de los niveles productivos previos a 2001. Sin embargo, también se registra una significativa expansión de las inversiones. Según datos presentados en un reciente seminario organizado por el Instituto Iberoamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la importación de maquinarias para uso específico en la elaboración de Alimentos y Bebidas aumentó un 140 por ciento en el primer semestre de 2005, con lo que la inversión llegó a niveles semejantes a los de 1998, año que se ha convertido en la referencia obligada de cualquier dato de crecimiento.
En el seminario del IICA también se hicieron algunas proyecciones sobre la evolución futura del sector, las que con los resultados del primer semestre, los datos de inversión en bienes de capital y las perspectivas de demanda creciente en el mercado mundial resultaron conservadoras. Se previó que el crecimiento sectorial de 2005 será del 4,9 por ciento, reduciéndose a 4,1 en 2006. Tratándose de uno de los sectores más dinámicos de la producción local llama la atención que estos números estén por debajo del crecimiento que se espera para el conjunto de la economía.
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