AGRO › LA COSECHA DE ESTE AÑO DISMINUIRIA UN 10 POR CIENTO
› Por Susana Díaz
Por primera vez desde 1999 el campo verá este año disminuir sus ingresos en términos interanuales. De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura, la cosecha será, medida en cantidades, inferior en alrededor del 10 por ciento. La estimación global es de unos 72 millones de toneladas. En este resultado se conjugan dos factores. La base de comparación es alta, los 80 millones de 2004-2005 fueron record, y en la presente campaña el clima no acompañó. La actividad agropecuaria, pese a su progresiva sofisticación y desarrollo tecnológico, sigue dependiendo de los azares de la meteorología.
Por supuesto, las generalizaciones estadísticas siempre dejan de lado los matices. No todos los cultivos caerán por igual. De los tres principales, dos disminuirán y uno incrementará su producción. Para abajo quedarán el maíz y el trigo y por arriba se comportará la soja, que sigue expandiendo su área de influencia. Si bien este año el área sembrada, también por primera vez desde 1999, muestra una leve caída del 2,4 por ciento, la oleaginosa estrella sigue expandiéndose y ya ocupa el 57 por ciento del total de las tierras cultivadas.
Vistos desde la perspectiva de la lucha contra la inflación, los resultados tampoco son auspiciosos. Ello se debe a que son los dos primeros cultivos los que tienen mayor efecto sobre los precios internos y, en consecuencia, la disminución de su oferta augura alguna turbulencia. La situación interactúa con el comportamiento del mercado internacional. De acuerdo con cifras de la USDA (el ministerio agrícola estadounidense), las cotizaciones de mayo son, respecto de igual mes del año anterior, más altas para los cereales y más bajas para las oleaginosas. El maíz cotiza un 20 por ciento arriba, el trigo 1 por ciento por encima y la soja, a 2 por ciento abajo. Las variaciones son más fuertes si se incluye el sorgo (+45 por ciento) y el girasol (-16 por ciento). Vale recordar que, como sucede con muchos commodities, el comportamiento de los precios mundiales responde, de manera directa, a la mayor o menor oferta. A pesar de la tendencia alcista del ciclo largo inducida por la mayor demanda asiática, los precios que bajan son los de los productos cuya producción es más abundante y viceversa. En este sentido, la Argentina contribuye a la tendencia global.
Según destaca el Ieral en su informe de esta semana, el resultado de la baja en la cosecha repercutirá negativamente en las cuentas fiscales. Vale detenerse en las cifras. El valor de la producción agrícola (VPA) será este año de 13.351 millones de dólares, lo que significa una caída de 1066 millones (7,4 por ciento) en relación con el resultado de 2005. La baja alcanza a todos los cultivos, pero es mayor en trigo y maíz, 16 y 15 por ciento respectivamente, que en soja, donde la disminución prevista es del 3 por ciento.
La distribución del VPA prevista por el Ieral es la siguiente: los Ingresos Brutos de los Productores (IBP) serán de 9990 millones de dólares, las retenciones alcanzarán los 2443 millones, y los gastos de exportación y las transferencias a los consumidores domésticos sumarán 924 millones. En otros términos, los productores recibirán 7,5 por ciento menos que el año anterior y el fisco, de acuerdo con la baja del ingreso por retenciones, un 6,7 por ciento menos.
En pesos corrientes, los IBP caerán respecto de la campaña anterior unos 1500 millones, mientras que al fisco le ingresarán alrededor de 300 millones menos. Por último, debido al comportamiento ascendente de los costos, el efecto sobre la renta agrícola podría ser mayor que el indicado por la baja del IBP. Según el Ieral, los costos medidos en dólares ya se encontrarían en niveles similares a los existentes antes de la devaluación.
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