Dom 03.06.2007
cash

AGRO › CLAUSURA DE FRIGORIFICOS POR SUBFACTURACION

Eludir el acuerdo

Inspectores detectaron irregularidades en seis frigoríficos en la facturación de la media res, incluida en el convenio con el sector. La dificultad de comprometer a los diferentes eslabones del negocio de la carne.

› Por Claudio Scaletta

Quien prediga que en un contexto de expansión económica la reacción de los precios en mercados oligopólicos será al alza tendrá una altísima probabilidad de acierto. Si además se suma la presión de la demanda internacional, dicha probabilidad se encontrará en el límite del ciento por ciento. Estas tendencias en el comportamiento de la oferta y la demanda pueden morigerarse con la intervención estatal.

En el mercado de la carne el control se inició en forma parcial en el primer eslabón de la cadena comercial. Los magros y conflictivos resultados conseguidos llevaron a una revisión de la metodología y, como resultado, a la suba de un escalón en la cadena. Ya no se controla el mercado de ganados, sino el de la media res en la puerta de los frigoríficos. La nueva estrategia se aseguró un buen punto de partida: el consenso sectorial; salvo, como siempre, las resistencias ideológicas de las entidades más radicalizadas.

Los frigoríficos, entonces, se comprometieron a vender la media res a un precio máximo acordado. Como “todos los hombres son buenos, pero si se los vigila son mejores”, el Estado, a través de la Oncca y el Senasa, sacó a los inspectores a la calle. La sospecha de los funcionarios era la posibilidad de que los frigoríficos subfacturaran para homologar las ventas con los precios acordados. La tarea, entonces, consistió en una suerte de “trazabilidad” de precios. Es decir, desandar las facturaciones desde las bocas minoristas a los frigoríficos y cotejar coincidencias. El resultado de la inspección fueron irregularidades en seis frigoríficos y la clausura preventiva de tres plantas por “subfacturación”. Los frigoríficos rechazaron las clausuras y dijeron que todo se debió a “un error de los inspectores”, quienes habrían fiscalizado ventas anteriores al nuevo pacto de precios, época en que dijeron “todo era un descontrol generalizado”. Desde la Oncca, en cambio, aseguraron a Cash que las subfacturaciones registradas corresponden a dos semanas después de cerrado el acuerdo.

Regresando a las predicciones, quienes pronostiquen la continuidad de los escarceos tampoco se equivocarán. El último informe mensual de Ciccra, una de las cinco cámaras que agrupan a los frigoríficos, brinda –sobre la base de cifras oficiales– algunos datos preocupantes, tanto en materia de precios como a nivel de producción (cantidad ofertada) futura.

n Tanto los precios como el ingreso de animales al Mercado de Liniers se sinceraron. “Sinceramiento” funciona como eufemismo del pasaje de negro a blanco y de menos a más.

n Las alzas de los valores primarios son un hecho, las bajas, una promesa. Se prevé, sin mayores datos objetivos, que los precios tenderán a bajar en los próximos meses por efecto de los subsidios: los destinados a los insumos para el engorde a corral y los directos para los terneros vendidos para invernada.

n Como contratendencia los datos oficiales seguirían confirmando la liquidación de vientres durante abril. La participación de las hembras en la faena total del cuarto mes del año fue del 46,5 por ciento, el segundo registro más alto para abril desde 1990: el primero se registró en abril de 1996, con el 49,5 por ciento del total.

n La producción durante el primer tercio del año llegó a 973 mil toneladas de res con hueso. El peso promedio fue un 4 por ciento menor (218 kilogramos en gancho) pero fue compensado con una mayor faena; 4,46 millones de cabezas que significaron un 7,8 por ciento más que en igual período de 2006. El resultado global fue un crecimiento del 4 por ciento en la producción.

n Esta mejora en el nivel de producción, sin embargo, sería sólo transitoria. Entre junio y septiembre del año pasado el peso promedio en gancho llegó a niveles de 230-232 kilogramos. Este año, en cambio, se caracteriza por un descenso gradual a medida que aumenta la proporción de animales jóvenes en la faena. “De mantenerse el comportamiento observado –concluye Ciccra– en 2007 la caída del peso promedio no sería compensada por la mayor faena y, en consecuencia, la producción de carne sería menor a la registrada en 2006.”

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