AGRO › UNA LEY PARA LA COMERCIALIZACIóN DE PRODUCTOS FRESCOS
Se presentará en la Cámara de Diputados un proyecto de “Ley de transparencia comercial de productos perecederos”. Su tratamiento constituirá un avance para la regulación de la relación entre productores primarios y comercializadores.
› Por Claudio Scaletta
Hay dos enfoques tradicionales para abordar la situación de las economías regionales.
1. Mirar solamente las condiciones de los mercados de destino y la dinámica de la logística para llegar a ellos.
2. Analizar los conflictos al interior de los complejos productivos.
Ambos enfoques son en realidad complementarios, las dos caras de una misma moneda, pero rara vez se consideran de manera conjunta. Como las economías regionales son, en la mayoría de los casos, complejos exportadores, el primer enfoque es más glamoroso y consiste en analizar las condiciones y comportamiento de la oferta y la demanda en los mercados internacionales. El otro, en cambio, conduce directamente al conflicto social, emergente de la vulgar patente de corso para la apropiación de renta que otorgan las posiciones dominantes en los mercados.
Visto desde la economía, el problema central de las producciones regionales es evidente hasta para las corrientes neoclásicas, ésas que consideran que todos los conflictos sociales son meras anomalías de los mercados perfectos. En este caso, la anomalía es el oligopsonio, situación que se presenta cuando existen una multitud de oferentes para unos pocos compradores. En el caso de la producción primaria, en particular en las economías regionales extra pampeanas, el oligopsonio se agrava por el detalle de que el producto que se comercializa es perecedero. Así, al poder de mercado de unos pocos compradores se suma, en el momento de la cosecha, la urgencia para vender de los productores. El resultado es que el eslabón superior, el empacador-comercializador-exportador, tiene una gran capacidad para determinar el precio primario, una situación que, por supuesto, nunca reconocerá. Para el productor primario, en tanto, las consecuencias son las que predice la teoría clásica: una situación de extracción de renta que, muchas veces, le impide acceder a la reproducción ampliada de su capital y, también, a la reproducción simple, lo que supone expulsión de actores y concentración.
El fenómeno descripto en el segundo enfoque es conocido y se reproduce principalmente en la fruticultura, la citricultura y la vitivinicultura. Pero aunque éstos son los casos más paradigmáticos en materia de perecederos, la situación de oligopsonio se presenta también en muchos otros circuitos, como el yerbatero, el tabacalero, el tealero, la comercialización de lanas y también de muchas carnes. Incluso, también la padecen los productores de granos tradicionales en su relación con acopiadores y grandes exportadores.
Regresando a los perecederos, hasta el presente el rol de los estados provinciales y nacional fue prescindente o de contención vía subsidios. La problemática de los subsidios y sus derivaciones clientelares ya fue tratada muchas veces por Cash, pero basta con recordar que los subsidios, antes que ayudar a superar los efectos no deseados del oligopsonio, contribuyen a consolidar estructuralmente los bajos precios pagados en la primera venta. Económicamente son una transferencia indirecta al eslabón comercializador.
Una acción estatal eficiente, en consecuencia, demanda una gran claridad de diagnóstico. Implica reconocer que los bajos precios pagados por la producción primaria perecedera no se resuelven ni con precios sostén, ni de referencia, ni con subsidios directos, no sólo porque son soluciones anticapitalistas, sino porque, como se explicó, consolidan el problema. El único camino posible es que el Estado intervenga en la regulación de la relación comercial, no determinando precios, sino garantizando la transparencia de la relación comercial. Terminar con el sistema de comercialización en consignación con precios a liquidar “a resultado” y establecer, en su reemplazo, condiciones ciertas de compraventa, tanto en materia de precios como de formas y plazos de pago, con contratos legales.
La solución parece simple, pero es menos de lo que parece. En el camino interfiere el poder económico en las provincias y su entramado de relaciones políticas. Pero casi increíblemente y a pesar del viento en contra, esta semana se presentará en la Cámara de Diputados un proyecto de “Ley de transparencia comercial de productos perecederos”. El debate al que dará lugar será una buena oportunidad para detectar quién es quién al interior de los poderes económicos y políticos provinciales
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