Cuando leíamos en los diarios “Baja el Impuesto a las Ganancias”, sabíamos que detrás de este bondadoso título se escondía, con doble discurso, como nos tienen acostumbrados la mayoría de los que toman decisiones en el país, una nefasta medida para la producción. Porque es mentira que el proyecto de ley enviado por Economía al Congreso tiene fines compensatorios, son tan solo recaudatorios; el fisco no quiere perder los 1000 millones de pesos que no le corresponden. Porque es mentira que bajando del 35 al 30 por ciento la alícuota de Ganancias se compensa la ganancia ficticia producida por el alza de los precios. La única forma de no tributar por tenencia es a través de una actualización. Un productor que inicia el ejercicio con 1000 novillos de 300 kilogramos tiene una existencia de 300 mil kilogramos de novillo, que al valor de octubre de 2001 (80 centavos de pesos) valuaban 240 mil pesos. Si al cierre del ejercicio sigue teniendo los 1000 novillos de 300 kilogramos pero con el valor de junio de 2002 (2 pesos), su capital es de 600 mil pesos. La diferencia entre los 240 mil pesos y los 600 mil pesos (360 mil pesos), es completamente ficticia, porque el productor no ganó ni en novillos ni en kilogramos. Si tuviera que pagar el 30 por ciento de impuesto, la gran solución de Economía, sobre esta ganancia por tenencia (108 mil pesos, el 30 por ciento de 360 mil pesos), el productor tiene que vender 189 animales para afrontar una ganancia que no fue. Es tan grande la mentira de la compensación que en el proyecto de ley enviado al Congreso se pretende derogar el ajuste por inflación previsto en el Capítulo IV de Ganancias, suspendido con la puesta en marcha del Plan de Convertibilidad, para atenuar la catarata de juicios contra el Estado nacional que por esta injusticia, con toda seguridad, se originará.

Ing. Néstor E. Roulet
Presidente
Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona Córdoba
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