E-Cash de Lectores
Tomar el te
Formo parte del grupo de paladares castigados descripto por Julio Nudler en “Deseconomías” del 29 de diciembre. Como devoto del té inglés, sufrí como pocos el devastador aumento del Twinings, no sólo en Disco como señala el comentarista, sino en Carrefour, Norte y Coto, donde promediaba los $ 14. Las crisis enseñan a buscar caminos alternativos y descubrir salidas cuando los formadores de precios establecen una suerte de oligopolio que actúa como dinamizador de los aumentos de precios. Porque sabido es que las cadenas, en los afiebrados días en que la divisa norteamericana volaba sin rumbo buscando altos horizontes, no encontraban mejores medicinas en las noches que utilizar a su personal para remarcar las góndolas sin tener en cuenta los valores de reposición sino la cotización de la moneda estadounidense. La oscilación expresada en el Twinings, también se verificaba en la harina, en los aceites y en tantísimos otros productos en dichas góndolas, mientras que en los autoservicios de barrio, muchos de ellos con propietarios chinos o coreanos, se encontraban precios increíblemente más baratos teniendo en cuenta que el poder de negociación de quien compra menor cantidad nunca puede ser igualado a la de los poderosos hipermercados. Por ello, estimado Nudler, le recomiendo caminar y no darse por vencido. Por meses, en una vinoteca de la céntrica esquina de Diagonal Norte y Suipacha, más cercana del porteño café que de los placeres ingleses, mientras existió remanente de stock, se conseguían dos cajas de Twinings a $ 10. Por ello, agrego una felicitación a la esbozada por Ud. en su análisis por el aporte efectuado por los hipermercados a la reactivación ya no productiva sino económica: han permitido el regreso de los pequeños almacenes y autoservicios del barrio, donde el ruido de las cacerolas se oye de manera distinta.
Marcelo Rubin
Oro en Esquel
En un diario de mi ciudad se informa que el Consejo Federal de Minería manifiesta preocupación por los graves perjuicios que ocasionarían cambios en normativas referidas al emprendimiento que lleva adelante aquí la empresa canadiense Meridian Gold y por la inseguridad jurídica que incidiría negativamente en las decisiones de los inversores. Se comprende perfectamente que cambios en las reglas podrían desviar la atención de los inversores acostumbrados a pingües negocios a países que presenten mayores facilidades como Brasil, Nueva Guinea o Ecuador. También entiendo que la demora en iniciar el emprendimiento en Esquel puede causar graves daños a la empresa y hacer reconsiderar su decisión de seguir, aunque dado el nivel de rentabilidad que posee y el aumento de las reservas detectadas, sea improbable. Lo que no se comprende es cómo se llegó a sancionar una ley expoliativa como el actual código minero, que faculta a empresas extranjeras a dejar el total de los beneficios en el exterior, da 30 años de estabilidad fiscal, limita el porcentaje de regalías de la provincia a un 3 por ciento, hace no obligatorio el seguro de caución y vaya a saber qué otros beneficios que desconocemos. Este esfuerzo por atraer inversores a cualquier precio, compitiendo sin conciencia del valor de sus recursos naturales, deja a las provincias completamente indefensas. Sin un seguro de caución, por ejemplo, las minas pueden declararse en quiebra o irse si se equivocaron en sus cálculos de rentabilidad o los precios cambian. El Consejo hace referencia al desarrollo sustentable de una actividad productiva de efectos dinamizadores de las economías regionales. Basta dar un vistazo a la crónica inestabilidad de las regiones mineras para ver la falacia. Dependientes de los precios internacionales de los minerales, volátiles como pocos, las compañías no trepidan en despedir a trabajadores. Basta recordar los 400.000 despidos en Sudáfrica en 1992 que dejaron a la mitad de los mineros en la calle.
Carlos E. Lloyd
LE: 8.526.515