CONTRIBUYENTE
Respecto de la carta publicada el domingo 13/4 en el Cash, firmada por el lector Enrique Sabatte Paz, el caso que relata me recuerda otros similares, pero de Rentas de la Ciudad de Buenos Aires. De los casos que me tocó conocer narro brevemente dos que considero emblemáticos. 1) Se practica una inspección en el domicilio de un contribuyente y el inspector, erróneamente, incluye como metros cubiertos nuevos la superficie de un local (que por supuesto tiene su propia partida y paga el impuesto correspondiente) que fue anexado al edificio principal. Esto motivó un revalúo de la propiedad que practicó Rentas del GCBA, con retroactividad a varios años atrás, generó una deuda por esa retroactividad y revaluó el impuesto que devenga la propiedad. Por supuesto, se trata de un error de sentido común, no se requiere mucho más para darse cuenta y salvar el craso error. Pero el tema ya costó dos años de lucha y aún no concluyó. 2) Un particular vende su automóvil en el año 1986, realiza la transferencia de rigor. En el ínterin, el vehículo pasa de manos varias veces, todas mediante la correspondiente transferencia ante el Registro de la Propiedad del Automotor. No obstante, y por supuesto con fecha posterior a la transferencia realizada por este primer dueño, se genera una deuda de patentes con Rentas de la Ciudad de Bs. As., viene la consabida ejecución fiscal, ¿demandando a quién? Así es, a este buen hombre que se ha desligado legalmente de su vehículo. O sea, diversos poderes y reparticiones del Estado son incapaces de realizar un trabajo eficiente de compartir la información y poner al día sus archivos, y vuelcan su desidia en el indefenso ciudadano, invirtiendo la carga de la prueba. Todos estos casos traen aparejados costos medidos en recursos dilapidados vanamente, tanto para el damnificado como para toda la sociedad que termina pagándolos.
Emilio Friszman
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