DESECONOMíAS
Bombas
› Por Julio Nudler
El horrendo atentado terrorista del jueves en Madrid lleva a pensar que una manera de prevenir en alguna medida estos hechos aberrantes es evitar involucrarse en ciertos conflictos ajenos, como en el caso español la cruenta invasión y ocupación militar de Irak, y la degradación de conflictos propios, como en España la tensión entre el estado central y las aspiraciones de mayor autonomía o incluso secesión de vascos y catalanes. No es que ETA, ni por objetivos ni por métodos criminales, represente en algún sentido al pueblo vasco, pero el violento trato recíproco entre el Partido Popular y el PNV ha generado una tensión insoportable y ominosa. Esta también se extendió al exasperado y agresivo diálogo entre el gobierno central y el de Cataluña. José María Aznar cree, o aparenta creer, que la victoria (de sus intereses, de sus ideas) es posible. Dice cosas como “¡les aplastaremos!”, o “¡acabaremos con ellos!”, pero son vaticinios casi imposibles de cumplir.
La Argentina no está libre por cierto de conflictos internos, algunos de los cuales se expresan de forma muy irritante para la gente que sufre, por ejemplo, los cortes de calles, rutas o vías férreas. Reprimir violentamente a los piqueteros permitiría despejar los caminos bloqueados, garantizando a los ciudadanos el derecho a transitar libremente, pero no puede excluirse que la represión engendraría otros medios aun peores de acción opositora, como la colocación de explosivos.
Con la política exterior sucede lo mismo. Más allá de las múltiples razones de fondo para no hacerlo, adherir a los procedimientos de Washington, enviar tropas a Oriente Medio o asociarse de algún modo al aplastante poderío militar de EE.UU. convertiría a la Argentina en blanco de represalias terroristas, de lo cual ya hubo trágica experiencia durante el menemismo. Tanto en el plano interno como externo, lo fácil es ganar el primer round. Pero incluso si se creyera justa la pelea, lo difícil sería evitar que corra sangre de gente común en los rounds posteriores.