DESECONOMíAS
Desarrollo con sangre
› Por Julio Nudler
“La fórmula del crecimiento (económico) es convertirnos en socios de un gran club que nos obligue a comportarnos civilizadamente, aun cuando tardemos muchos años más en salir de la barbarie”, ha escrito Jorge Avila, famoso economista del CEMA. Para él, lo que debe hacer la Argentina es “importar instituciones”, pero no aisladas sino en paquete, y asociarse al país que nos las exporte. “Ejemplos de importación de instituciones son —según ilustra– a) la adopción del dólar como moneda propia, b) la banca offshore como eje del sistema financiero, y c) el ingreso al ALCA, para fundir nuestra política de comercio exterior con la de Estados Unidos.” Pero, una vez adoptadas esas “instituciones”, ¿serán éstas irreversibles? No, porque otro gobierno podría abolirlas, pero “las tenencias de dólares del público quedarían a salvo del eventual impuesto inflacionario que sufriría la nueva moneda nacional”. ¿Y los depósitos offshore? “Otro gobierno podría declararlos ilegales –admite Avila–, pero no habría poder en la Tierra capaz de forzar la repatriación de esos ahorros.” O sea que “la confiscación es imposible con dolarización y banca offshore”. Avila recuerda cuánto duró la “tácita sociedad (argentina) con Gran Bretaña”, que sólo se abandonó después de adversidades como la Primera Guerra Mundial, que cortó las rutas de exportación, la revolución bolchevique, el surgimiento del nazifascismo y la Gran Depresión”. De modo que tampoco sería sencillo desertar de la alianza con EE.UU. En todo caso, Australia es el ejemplo a seguir. Allí “las monedas llevan la efigie de la reina Isabel de Inglaterra y no la de un prócer nacional..., el gobernador general es un ciudadano británico designado por la Reina..., en la Primera Guerra Mundial, Australia mandó 330 mil soldados al frente europeo, murieron 60 mil y volvieron lisiados o heridos 150 mil; la misma política de defensa exterior fue seguida en la Segunda Guerra Mundial...”. Así, pues, la ocupación de Irak ofrece a la Argentina una providencial ocasión de tomar el camino australiano, importando instituciones y exportando carne de cañón para lograr el desarrollo.