E-CASH DE LECTORES
Hace 30 años, escuchaba decir a Don Heriberto: “¿Sabés cuántos granitos de maíz hacen falta para que nuestra familia pueda vivir? Diez. ¿Sabés cuántos granitos de maíz te da el patrón? Dos, con suerte tres”. Desde aquel entonces para nosotros, los trabajadores, ¿algo cambió? Lo que sí veo es que ese “patrón” que tenía Don Heriberto, antes era dueño de una chacra grande. ¡Andá, pegate una vuelta y fijate cuántas chacras grandes tienen hoy los hijos del patrón de Don Heriberto! Para ellos sí algo cambió, para nosotros no, la gran mayoría trabaja en negro, le pagan dos chirolas, cuando tienen una dolencia y recurren al hospital, éste está de paro. Cuando tiene que viajar en tren, viaja como ganado. Comer carne a 10 posos el kilo y consumir verduras y frutas le es imposible. Ir a la escuela, con suerte y si dan comida y un guardapolvo pueden asistir de vez en cuando, y la lista sigue. Hoy como hace 30 años, la mayoría de los hijos de Don Heriberto les pueden decir a sus hijos: “¿Sabés cuántos granitos de maíz hacen falta para que nuestra familia pueda vivir? Diez. ¿Sabés cuántos granitos de maíz te da el patrón? Dos con suerte tres.
Eli Schmidt
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Como de costumbre en nuestro querido suelo, las leyes que benefician, o por lo menos que le dan un respiro a una gran parte de las familias argentinas, son dictaminadas por el Poder Legislativo, por medio de presiones frente al Congreso de la Nación, en este caso por las entidades que protegen a los deudores de viviendas únicas. Mientras el Presidente y el ministro de Economía están en total oposición a esta medida, uno se pregunta si estos señores que nos dirigen son o no de este mundo, pues al parecer en vez de haber buscado en todo este tiempo una solución aplicable y definitiva a la mayoría, no sólo que no lo han hecho sino que desean que muchísimos compatriotas, miles, queden en la calle, pues su negativa a este paraguas temporal de 120 días de postergaciones de los remates, al parecer no molesta a sus conciencias. De todas formas no debemos aplaudir a los señores legisladores, quienes también han sido elegidos por la voluntad popular, pues estos beneficios no contemplan a todos los que tienen deudas, ya que se está protegiendo sólo a los que tienen compromisos de origen hipotecario, y sabemos perfectamente que este sistema político no ha destruido sólo a éstos, sino también a aquellos que en su momento, cuando el dólar estaba uno a uno, quedaron prendados por las tarjetas de crédito u otros compromisos, pero que en definitiva viajan en el mismo barco a la deriva, sin un punto fijo al cual arribar. Diríamos que esto lo podemos comparar con un colador, solo una parte queda en él, el resto cae, con la consecuencia de que seguirán los remates, a pesar de esta nueva disposición. Seguiremos viendo y sintiendo los golpes del martillo, en la Asociación de Martilleros, quienes por lógica están contentos debido a sus próximas y sucias ganancias, junto a los “señores usureros”, que acostumbran a ir frecuentemente a estos remates, y que siempre son los mismos pues la gente en desgracia ya los conoce, para obtener por unos pocos pesos los techos que a las personas les ha costado años de esfuerzo poder levantar, para resguardar y vivir con sus familias con dignidad; familias que el Congreso de la Nación, cómplices del Poder Ejecutivo, les ha regalado un paraguas agujereado, roto, que no les sirve para nada. La Ley debe contemplarnos a todos, no sólo a un grupo de argentinos, pues todos somos argentinos en este bendito suelo, o por lo menos eso es lo que pretendemos. Mis hijos y yo ya tenemos uno de esos paraguas.
Ramón Francisco Bustos
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