E-CASH DE LECTORES
El artículo “Sin horario y sin límites” (Cash, domingo 16 de julio), escrito por Sebastián Premici, resulta muy significativo y entra en el debate abierto sobre el teletrabajo, su aplicación actual y por ende el rol de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) en los procesos productivos modernos. Queda claro que el descubrimiento de la microelectrónica ha significado un momento de suma importancia en el proceso histórico de la tecnología, ligado más que nunca al desarrollo de la ciencia. Así como la Revolución Industrial se montó sobre el descubrimiento de energía que suplantó a la humana, para mover las máquinas y crear las fábricas con su consiguiente correlato político, social, cultural, militar y estatal y con el trabajo asalariado para la producción de mercancías, hoy las nuevas tecnologías vienen a suplantar la energía mental, a tratar de crear “inteligencia artificial” a través de los ordenadores, de las computadoras que ya realizan funciones a mucha más velocidad que el cerebro humano y que crean el marco material para los cambios en la sociedad, uno de los cuales es el teletrabajo, dentro mismo del sistema productor de mercancías actualmente vigente. Queda claro que las nuevas tecnologías por sí mismas no van a cambiar las relaciones sociales, las relaciones laborales, ya que éstas son el producto de las relaciones humanas que los hombres contraen en su devenir, de las relaciones políticas que se van estableciendo en lucha contradictoria.
El teletrabajador tiene condiciones particulares, así como fue particular la condición del obrero industrial al artesano medieval que suplantó. El control se efectiviza también por los empresarios tanto en la relación de dependencia como en la relación autónoma que, sea dicho, también “depende” del que le paga. Pero cabe preguntar: ¿en las empresas recuperadas, en los micro y macroemprendimientos donde no está el patrón, también hay control y autoexigencia?, ¿en las empresas del sistema socialista también hay control y autoexigencia? ¿Cómo se las evalúa? El debate es necesario ya que, independiente de la voluntad individual, el teletrabajo es una realidad que se irá imponiendo sea cual fuera el sistema político-social en que se viva. Esta forma de trabajo se irá desarrollando aún más con el avance y desarrollo de la ciencia-tecnología. Que sea útil a la sociedad no depende de la tecnología sino de qué relaciones jurídicas, sociales, políticas, económicas y culturales se establecen entre los hombres y mujeres.
Naum Poliszuk
Codirector del Centro de Teletrabajo y Teleformación Carrera de Relaciones del Trabajo
FCS-UBA
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