E-CASH DE LECTORES
En el mundo actual, donde el grado de desarrollo tecnológico es muy evidente de un país a otro, donde ese desarrollo se aplica a la producción de bienes materiales y por ese motivo aumenta la diferencia en productividad y en producción absoluta, donde la ganancia rige como un fin en sí mismo, esa diferencia se hace sentir en todos los aspectos. Vivimos en un Sistema Productor de Mercancías (SPM) impuesto globalmente que determina y encuadra la vida política, social, jurídica, militar y cultural de los países y regiones. En este SPM la ciencia-tecnología juega un papel determinante, como nunca ocurrió antes, y la computarización nacida al calor de los descubrimientos de la microelectrónica se aplica en todos los terrenos. La computadora personal influye en el cambio del mundo del trabajo, de la educación, de los divertimentos, del conocimiento. Nosotros no fabricamos los elementos esenciales de las computadoras. Las ensamblamos comprando los insumos en el exterior. Por lo tanto demandamos las máquinas que necesitamos en cada momento. Somos importadores de las nuevas tecnologías. Pero podríamos ser fabricantes de nuevas tecnologías, creadores e innovadores de tecnologías de la información y la comunicación, pues tenemos las condiciones necesarias para serlo. Se precisa “voluntad política” para tomar ese camino, el camino de cerrar la brecha digital, el camino duro, difícil y sacrificado de la determinación del camino tecnológico propio, soberano. Tenemos el “capital” más importante, el capital humano para abordar este desafío que se nos presenta en este siglo XXI y tenemos también la voluntad política del pueblo en lograrla.
Naum Poliszuk
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Me preguntaba cómo se hace para comprar una casa en Argentina. ¿Quién te presta el dinero si una casa cuesta 100.000 pesos, yo gano 1500 y el banco me presta 55.000? Me da un crédito a 10 años de casi 800 pesos, pero ¿si yo quiero los 100.000 y se los pago en 20 años a 1000 pesos al mes? ¿Por qué no pueden concederme esa posibilidad? Esto le sucede a mi hermana, que además de tener un sueldo medio, tiene el marido que gana otros 2000 pesos al mes, ¡pero no pueden comprarse una casa! Así se ven obligados a pagar un alquiler de 550 pesos al mes por un departamento de 60 metros cuadrados. Tres años atrás la cuota mensual era de 190 pesos. No entiendo las reglas del mercado inmobiliario, ni las bancarias. Aquí en Italia, por ejemplo, me dan el dinero que necesito y a pagar en 20 o 30 años. Mi conclusión es que la Argentina continúa siendo un país dispar, donde las exigencias y necesidades de la clase media son subordinadas a las absurdas reglas de unos pocos.
Carina Frossasco
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