En la edición de Página/12 del jueves 2 de noviembre, una excelente nota firmada por el periodista Raúl Dellatorre con el título “Nos habíamos amado tanto” daba cuenta de la reunión que el día anterior había mantenido la conducción de la Federación Agraria con la ministra de Economía, Felisa Miceli. En dicho artículo, se hablaba del “tono amargo” del encuentro y se mencionaba una fuente del ministerio para la cual de todos los que se habían tenido con las organizaciones del campo, aquél había sido “el menos productivo”. Ante dicha afirmación nos gustaría agregar lo siguiente: si a los funcionarios la audiencia les pareció “poco productiva”, a nuestra entidad le sirvió en cambio para comprender con claridad que en Hacienda se han decidido a transitar un camino cuya única preocupación parece ser el mercado. Durante las dos horas que duró la charla, Miceli señaló por ejemplo que no le preocupa fijar políticas que frenen la extranjerización de tierras. Desoyó la demanda de la Federación Agraria y de cuatrocientas organizaciones campesinas con las que hace más de un año venimos coordinando acciones en el Foro de Agricultura Familiar –espacio creado por la propia Secretaría de Agricultura de la Nación–, al señalar que no comparte la necesidad de potenciar al sector generando políticas de desarrollo rural. También esquivó la posibilidad de discutir nuevos planes de financiamiento para los deudores del Banco Nación en tanto ése es un problema “que se debe hablar con la presidenta del BNA, Gabriela Ciganotto”. E incluso cuando le entregamos una propuesta tributaria preparada por los técnicos de nuestra entidad en base a las demandas de nuestras bases en todo el país, respondió que “es mentira” que el actual esquema tributario tenga distorsiones, aunque la enorme carga impositiva amenace la rentabilidad de miles de familias de pequeños y medianos productores. Por esto, parafraseando al propio Dellatorre, el verdadero gusto amargo nos lo llevamos nosotros.

Eduardo Buzzi
Presidente de FAA