Vecinos de Vicente López se están movilizando hace tiempo en contra del proyecto del Vial Costero, empujado por el intendente Enrique “Japonés” García. Esto motivó un episodio de resistencia y represión policial. Se trata de la construcción de una vía de circulación rápida en una franja comprendida entre Avenida del Libertador y el Río de la Plata. Afecta gravemente un espacio verde, recuperado en su momento por el propio municipio, que lo convirtió en un lugar convocante, con restaurantes y algunos recursos de esparcimiento, hoy ya parcialmente desactivados. El municipio ha justificado el proyecto en términos de agilizar el congestionado tránsito de Avenida del Libertador, en horas pico. Pero lo cierto es que esto implica una profunda reversión de la política municipal de uso de ese espacio, pese a que el intendente es el mismo desde 1987. Es real que existe un importante congestionamiento en la Avenida del Libertador, en horas pico. Es real también que a esto contribuye la liberalidad con que se permite el estacionamiento sobre esa avenida (en particular en las inmediaciones del Club Asturiano y una comisaría, entre las calles Melo y Vernet). Y es real que el municipio dio su contribución específica al desactivar el uso reversible de los carriles centrales de la Avenida del Libertador, algo que supo contribuir a paliar la congestión: había que preparar el terreno para el Vial Costero. Pero hay soluciones más aptas, además de gestionar bien la circulación y el estacionamiento. No es necesario construir una vía de gran amplitud en la traza propuesta para el Vial Costero. Alcanza con habilitar esta vía (sin alterar demasiado sus carácter actual) con tráfico en el sentido más cargado en las seis horas de mayor demanda, y dejar la zona en paz el resto del tiempo, en particular, los fines de semana. El costo sería menor que la construcción del Vial completo, y por sobre todas las cosas preservaría el uso recreacional de la zona. Esta posibilidad no es una genialidad: es mero sentido común. Si no se hizo es porque no permite valorizar el suelo. Valorizar la tierra es en el fondo la verdadera “política de Estado” de todo municipio. Y el municipio de Vicente López así lo demuestra. Ha habilitado por ejemplo la construcción de un ultra denso conjunto de torres en una manzana de 45.000 metros cuadrados, que precisamente se beneficiaría con el Vial Costero. Y a no dudarlo: el próximo paso –una vez desnaturalizado el uso recreacional del área– será el impulso a urbanizar todo ese espacio, dotado de renovada accesiblildad. El sueño del Puerto Madero propio. Políticas más equilibradas, que promuevan la densificación en áreas de bajo uso (como por ejemplo la zona de MunroCarapachay) serían más convenientes para las mayorías. Pero no para aquellas minorías que se benefician por la valorización de la tierra. Un nuevo ejemplo de colonización del Estado por intereses particulares.

Alberto Müller

Vecino de Vicente López

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