Domingo, 13 de junio de 2010 | Hoy
E-CASH DE LECTORES
Para resolver el enigma comencemos por analizar los datos provenientes del organismo oficial de la comunidad europea (Eurostat, datos publicados el 5 de mayo): la deuda griega representa el 115,1 por ciento del PBI de ese país, lo que lógicamente explicaría la desconfianza de los inversores, en cambio las deudas de España y de Portugal no son superiores al 53,2 y 76,8 por ciento del PBI, respectivamente. O sea que España y de Portugal están muy por debajo de la media de la Comunidad Europea, que actualmente es del 78,7 por ciento. Comparemos ahora a esos países en crisis con otros que no lo están. La deuda pública de Italia corresponde al 115,8 por ciento de su PBI, al mismo nivel que Grecia. Irlanda está más endeudada que España, 64 por ciento. Francia está como Portugal, con el 77,6 por ciento del PBI. Afuera de la zona europea, la deuda de los Estados Unidos representa el 80 por ciento y la de Japón el 200 por ciento del PBI. Como sabemos, sólo tres países están bajo la amenaza de los mercados mundiales. Grecia es un caso particular. Los gobiernos griegos mintieron dos veces escondiendo las verdaderas cifras de la deuda pública, quebrando de esta manera la confianza de los mercados. Como sea, España y Portugal están muy lejos de la realidad de Atenas y a pesar de esto los mercados internacionales les hacen sufrir la misma presión que a Grecia. Si decimos que esos tres países son frágiles, se debe decir lo mismo de Irlanda, Italia, Inglaterra y Francia. Es aquí donde todo comienza a ser interesante. Si observamos la proporción de la deuda pública que está en manos de “no residentes”, es decir en poder de personas físicas o jurídicas domiciliadas en el extranjero, podemos fácilmente constatar que los países que más externalizaron la deuda pública son los más atacados. De esa manera podemos observar que el 75 por ciento de la deuda pública griega está en manos de extranjeros, la portuguesa en un 72 y la española en un 60 por ciento. En contrapartida se puede observar que la parte de la deuda pública inglesa en manos de extranjeros no supera el 28 por ciento, la alemana es inferior al 50, la italiana a menos del 55, la americana a menos del 50 y la japonesa menos del 5 por ciento. En Inglaterra, Alemania, Italia, Estados Unidos o Japón, curiosamente, no hay movimientos, o muy pocos. Porque la deuda pública está mayoritariamente bajo control estatal. No es una casualidad que en abril de 2006 el gobierno de Dinamarca anunciara orgullosamente que había cancelado su deuda exterior. La deuda pública danesa correspondiente al 41,6 por ciento del PBI pasaba a estar exclusivamente en “manos danesas”. Dinamarca vio lo que se venía y comprendió con anticipación que la independencia tiene un precio. Sólo queda por saber quiénes son los famosos “no residentes”. No es fácil saberlo porque las obligaciones de Estado cambian constantemente de manos. Según los expertos, esa deuda está mayoritariamente en poder de bancos y de compañías de seguro de la Unión Europea y no en manos de inversores o hedge funds americanos, japoneses o chinos. Es inteligente entonces cambiar la tendencia. El Estado, si debe endeudarse, lo debe hacer con flujos internos. Esta vía tiene también la ventaja, además de permitir conservar la independencia, de permitir una reestructuración interna sin terremotos.
Mario Maiosarti
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