OPINIóN › CRISIS EUROPEA. PROYECTO DE “DéFICIT CERO”
› Por German Herrera*
Desde Barcelona
A principios de mayo escribimos con Paula Español un artículo explorando las semejanzas entre la actual crisis española y lo vivido en la Argentina del 2001, cuando la convertibilidad agonizaba. El marco de la analogía era bastante evidente: una recesión profunda, un desempleo record, grandes dudas sobre la capacidad de evitar el default de la deuda y un inflexible escenario externo, comandado por el FMI en el caso argentino y por Alemania en el español, completamente obsesionado con imponer crecientes medidas de “austeridad” como remedio para una economía que no logra crecer. Todo esto, además, en un contexto en el que España carece de autonomía monetaria, como sucedía con la Argentina del uno a uno.
Los “indignados” españoles irrumpieron en escena con movilizaciones masivas por todo el país, debilitando aún más la imagen política de un presidente que, si bien no debió abandonar en helicóptero el Palacio de La Moncloa, se vio forzado a anunciar un adelantamiento de las elecciones previstas para 2012. Pero por si faltaba algo en este paralelismo sorprendente, se acaba de conocer la intención del gobierno español –con acuerdo del principal partido opositor– de avanzar con una norma que limite el gasto público, similar al “déficit cero” que Cavallo impulsó en nuestro país hace exactamente diez años.
El proyecto en la versión española propone nada menos que una reforma de la Constitución, la primera tras la realizada en 1978 durante la transición democrática. Este insólito extremismo pretende dotar de un “aura sagrada” al equilibrio del presupuesto público, brindándole a esta regla contable una jerarquía usualmente reservada a las garantías y los derechos supremos que estipulan los estados modernos.
¿Por qué una administración que carece ya del manejo de la política monetaria y cambiaria impulsa una nueva mutilación de sus propias herramientas de política macroeconómica, sacrificando ahora la flexibilidad de la política fiscal? Este despliegue de “keynesianismo al revés” que promueve el gobierno de España debe ser entendido, tal como sucedía en la Argentina del 2001, como un intento más por ganar credibilidad en tanto discípulo sumiso y obediente frente a la fe neoliberal que hoy domina Europa. Y, sobre todo, como una apuesta desesperada por mantenerse a cualquier precio dentro de esta suerte de “convertibilidad” que implica la pertenencia a la Eurozona. De esta forma la medida propuesta constituye un nuevo ensayo de España –posiblemente el último– de calmar a los mercados y satisfacer, a la vez, la ortodoxia implacable del credo que profesan el Banco Central Europeo y el eje París-Berlín
* Economista de AEDA y UNQ.
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