OPINIóN › EL BENEFICIO DE LA TECNOLOGíA RECURRENTE
› Por Octavio Ciaravino *
El 30 de septiembre es la fecha programada para el lanzamiento desde la base espacial de Guayana Francesa del segundo satélite de telecomunicaciones y monitoreo desarrollado en la Argentina. El Arsat-2 tardó menos de la mitad de tiempo en ser diseñado y construido que su antecesor, el Arsat-1, porque se aprovechó la acumulación y continuidad de equipos técnicos y conocimiento. Este aprovechamiento de tiempo y recursos consolida a la Argentina en el selecto grupo de países con dominio de la tecnología satelital.
El Arsat-2 ocupará la posición 81 oeste de la órbita geoestacionaria. Cubrirá así la segunda posición orbital ofrecida a nuestro país por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), que había estado en riesgo de ser ofrecida a Inglaterra si la Argentina no colocaba allí un satélite. Lo interesante del Arsat-2 es que logra reducir enormemente los costos del programa de satélites de telecomunicaciones argentinos. Se invirtieron 280 millones de dólares para el Arsat-1 y unos 250 millones de dólares para el Arsat-2, siendo que una parte considerable de este presupuesto lo consume el lanzamiento; es decir, el transporte hasta la base de lanzamiento y el cohete propiamente dicho, que son europeos. El costo del satélite en sí se reduce considerablemente; esto se denomina tecnología recurrente, es decir, a medida que se aprende a hacer algo se lo hace con mayor facilidad, en menor tiempo y con menor cantidad de dinero. Pero al mismo tiempo se mejora y se evoluciona en la tecnología. Y así empieza a cerrar la ecuación económica de I+D.
El esquema diseñado por la empresa pública AR-SAT –propietaria de estos satélites y dependiente del Ministerio de Planificación Federal– encargada de desarrollar el Plan Nacional de Telecomunicaciones satelitales pasa por decidir qué se compra afuera y qué se produce localmente. En la actual etapa se importan las partes más sensibles del satélite y se afianza la gestión local de todo el procedimiento e integración. Para calcular “qué comprar y qué producir” se tiene en cuenta el costo, la confiabilidad y el tiempo en que se dispone de esa tecnología. Cabe destacar en este sentido que Invap Sociedad del Estado es el contratista principal para el desarrollo e integración de los satélites de telecomunicaciones de la “serie Arsat”, siendo el Ceatsa (propiedad de AR-SAT e Invap) la facilidad local empleada para los ensayos y testeos ambientales de los satélites.
A diferencia del Arsat-1, que cuenta con transpondedores de frecuencia Ku, el Arsat-2 incluye 20 transpondedores de frecuencia Ku y 10 transpondedores de frecuencias tipo C. Estos equipos permitirán ofrecer señales de televisión satelital con mucha mejor calidad ya que es muy resistente a la interferencia por lluvia. Asimismo, este tipo de señal será muy útil para crear competencia en el segmento de la televisión satelital directa al hogar en todo el continente, ya sea como carrier, es decir, ofreciendo el servicio de solución satelital para que otras empresas envíen sus señales de TV o bien en combinación potenciando los contenidos que se producen localmente. Otro ámbito económico interesante es el desarrollo de la Internet móvil satelital, una actividad que actualmente es embrionaria pero que tiene potencial de desarrollo.
* Oetec.
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