Dom 16.10.2016
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OPINIóN › NEOLIBERALISMO Y EDUCACIóN

Un ejercicio de anticipación

Observaciones críticas al Operativo Aprender 2016 que instrumentará la evaluación de los aprendizajes de las y los estudiantes del nivel primario y secundario en Lengua y Matemática en todo el país.

› Por Carlos Andujar *

El neoliberalismo no puede definirse como un conjunto de políticas económicas, es una totalidad. Ni siquiera es un modelo o un proyecto económico, es una utopía. La utopía del reino absoluto del individualismo, la competencia, la meritocracia y la destrucción de los colectivos. Sus discursos penetran en la fibra más íntima y se sostienen en el sentido común más difundido. La educación, la cultura, la comunicación y hasta las relaciones interpersonales serán objeto de colonización.

Hace algunas semanas se anunció el Operativo Aprender 2016 que instrumentará la evaluación de los aprendizajes de las y los estudiantes del nivel primario y secundario en Lengua y Matemática en todo el país. Será una muestra censal para el último año de la educación primaria y el de la escuela secundaria. La misma se implementará en las 24 jurisdicciones el martes de esta semana.

Se podrá pensar legítimamente que no tiene nada de malo evaluar, de hecho que es necesario conocer cómo y dónde estamos parados. Hace un tiempo que la prensa hegemónica, otrora opositora, viene instalando en la agenda mediática el tema de la baja calidad educativa. “Es tiempo de la normalidad mínima” (Clarín 29/12/15) en referencia a la “disciplina escolar” y “El país tiene 5 años de retraso escolar con respecto a los mejores del mundo” (Clarín. 22/8/16) . El 4 de abril de 2016 se creó bajo la órbita del flamante Ministerio de Educación y Deportes el Instituto Nacional de Evaluación de la calidad y Equidad educativa.

Chile, país pionero en la implementación de un proyecto neoliberal (11 de septiembre de 1973), realizó en 1981 la transferencia de las escuelas a los municipios. Como bien explicó Diego Rubinzal en una nota publicada en este mismo suplemento (Cash,12/9/16), la intervención estatal nacional se redujo a “subsidiar la demanda” a través “vouchers” (subsidios) que podían ser aplicados tanto a escuelas públicas o privadas indistintamente en función de la matrícula de estudiantes y a evaluar la calidad educativa.

La evaluación cumplía dos objetivos: 1) estimular la competencia entre las escuelas (las públicas y las privadas) para aumentar su matrícula y 2) proporcionar información a la comunidad acerca de la “calidad” de cada establecimiento. Según esa visión, la competencia elevaría la calidad del servicio educativo.

En la Argentina neoliberal de entonces, en 1993 se transfirieron los servicios educativos de la Nación a las jurisdicciones (provincias), años más tarde se evaluaron los aprendizajes de las y los estudiantes y se elaboró un ranking a partir de los resultados obtenidos donde figuraba cada escuela de la zona (públicas y privadas) y se distribuyó a las escuelas (no así a la comunidad). ¿Para qué necesitaría un director de una escuela saber cómo le fue a las otras instituciones en las evaluaciones de literatura y matemática?

En México, desde la promulgación de la ley de Reforma Educativa en el 2013, han muerto en el marco de las protestas docentes y a causa de la represión policial del gobierno neoliberal de Peña Nieto al menos 9 personas y medio centenar resultó herida. La reforma establece, entre otros puntos, una evaluación a los maestros para averiguar si están capacitados para ejercer su trabajo siendo obligatoria para acceder al sistema educativo, garantizar la permanencia, acceder a una promoción de cargo o aspirar a un aumento salarial.

El actual avance neoliberal del gobierno macrista permite imaginar un futuro posible. Si bien los resultados van a estar recién para el año entrante, animémonos a un ejercicio de anticipación.

Los resultados del operativo nacional de evaluación “Aprender 2016” son los esperados, los que se fueron a buscar: la calidad de los aprendizajes en las áreas centrales (medidos por pruebas de opción múltiple estandarizadas y descontextualizadas, que contradicen abiertamente las concepciones de evaluación establecidas en la Ley Nacional de Educación y en los actuales Diseños Curriculares) son peores que los de años atrás. La calidad educativa ha disminuido notoriamente.

La prensa hegemónica, que a principio de año había instalado el tema en la agenda, a esta altura puede sacar a la luz las tapas que tenía (ya preparadas desde aquel momento) para el día posterior a que se informen los resultados del operativo de evaluación: “La pesada herencia no era sólo económica. El populismo y su pedagogía de la compasión dejaron a la calidad educativa al borde de un abismo. Urge una reforma educativa en serio. Opinan especialistas. Un sector de docentes hace huelga y se niega a ser evaluado. Usted, papá o mamá que manda su hijo a la escuela para que aprenda ¿qué opina?”

Ya vendrá el tiempo para repartir las culpas de tal deterioro: el facilismo y las oportunidades a las y los estudiantes (léase las políticas de inclusión y la obligatoriedad de la escuela secundaria), la falta de autoridad docente (léase la democratización de la escuela y los acuerdos de convivencia), la “excesiva” politización de la juventud (léase centros de estudiantes, construcción de ciudadanía y programas de Derechos Humanos) y la falta de profesionalidad y los privilegios del colectivo docente (léase derecho a huelga, Estatuto, licencias, régimen jubilatorio, escalafón, acceso irrestricto a los profesorados, capacitación)

Y vendrán los intentos de reformas y las presiones para realizarlas. Financiamiento a escuelas a cambio de resultados, maestros y maestras enseñando repetitivamente lo que se va a evaluar en las pruebas de calidad, organismos internacionales diseñando las pruebas en función de las “necesidades de empleabilidad” del mercado mundial, Competencia, individualismo, meritocracia, calidad educativa de algunos a costa de otros, mercado, el neoliberalismo habrá vuelto a desembarcar en nuestras escuelas.

Las y los docentes somos conscientes de las dificultades existentes en los aprendizajes de las y los estudiantes. Sabemos que no alcanza con que estén dentro de la escuela todas y todos los niños, niñas y jóvenes. Sabemos que su derecho a recibir educación de calidad es aún incompleto, deficiente y debe mejorarse, pero también estamos seguros que eso debe lograrse con todos y todas dentro de la escuela. Todo sistema educativo debe ser evaluado. Todos sus actores, sus programas, sus políticas, sus prácticas deben ser evaluadas regularmente.

En el marco del avance neoliberal actual, la primera pregunta que debemos hacernos ante el operativo nacional de evaluación Aprender 2016 es ¿para qué queremos evaluar? Para esa pregunta necesitamos una respuesta.

* Docente UNLZ FCS Colectivo Educativo Manuel Ugarte (CEMU) [email protected]

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