Domingo, 3 de junio de 2012 | Hoy
NUEVAS ZONCERAS ECONóMICAS › LA DESIGUAL DISTRIBUCIóN DEL INGRESO
Por Carlos Andujar * y Ruben Telechea **
Eficiencia y escasez son los conceptos estructurantes a partir de los cuales se construyó el universo neoclásico (y neoliberal en la actualidad), imponiendo como único Dios de la eficiencia al mercado y como límite de las posibilidades a la escasez. Pensar que el problema de la economía es la escasez es una zoncera que precisamente no fue creada por zonzos, sino que tuvo y tiene la intención de hacer de la economía una ciencia neutral y universal, donde los sujetos sociales, la historia, la política y la ideología no tienen lugar. Si el problema es la escasez serán criterios “científicos y técnicos” los que hegemonicen todas las miradas. Si el problema es la escasez se habrá encontrado, en última instancia, una justificación para las desigualdades sociales. La escasez tiene la fuerza de lo inevitable y la claridad de lo evidente y en ello fundamenta su poder de hegemonizar los discursos académicos y los que no lo son. La categoría de escasez y los conceptos y significados que de ella derivan serán los únicos habilitados para pensar, nombrar y darle sentido a la “realidad”.
Sólo la ceguera provocada por esta zoncera impide ver lo realmente evidente, lo que gracias a ella naturalizamos. Y lo evidente es que el problema económico fundamental no es la escasez.
Cómo pensar en ella en un mundo en el que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura informó que en 2008 se produjo la segunda mayor cosecha de la historia. Ese mismo año, y según Acción Internacional, cinco millones de niños murieron de hambre. Está demostrado que el planeta puede producir alimentos para una población mayor que la actual. Sin embargo, 1020 millones de personas sufren hambre. Un mundo en el cual los altos ejecutivos de grandes empresas ganan en una relación de 1700 a 1 comparados con los sueldos mínimos, y de 344 a 1 en relación con los sueldos promedio de la economía.
Un mundo en el que el 20 por ciento más rico de la población mundial tiene más del 80 por ciento del Producto Bruto, las exportaciones, las inversiones y más del 90 por ciento del crédito. El 20 por ciento más pobre, menos del 1 por ciento. La “desigualdad en la distribución de los ingresos” pasó de 30 a 1 en 1960, a 74 a 1 en 1997.
El problema de la ciencia económica son las relaciones sociales de producción que provocan y amplían, año tras año, tal desigualdad. Es sobre ellas y no sobre la escasez donde la producción de conocimiento económico tiene que poner todos sus esfuerzos. La utopía neoliberal muestra una economía sin política ni historia. Una política sin lucha ni conflicto y una historia sin ideología. En definitiva, intenta imponer el pensamiento único como hegemónico, en el sentido de saturar conciencias y percepciones de la realidad. Como menciona Eduardo Galeano, “la derecha tiene razón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin; la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambriento (...) La historia (y la economía política) es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será”.
Debemos acercarnos a la economía de modo intencionado, comprometido, de modo no neutral, porque en definitiva no existe nada neutral
* Docente UNLZ.
** Docente UNLZ y UNQ - [email protected]
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