“Para salir de la recesión, lo primero que debe hacerse es aumentar la demanda y ello implica un muy fuerte incremento de la masa salarial. No sólo es un acto de justicia distributiva sino una necesidad económica. Si nadie compra, nadie invierte ni produce; y para que alguien compre, debe tener dinero. ¿Cómo dar más poder de compra? Lo primero es incorporar a la producción –o al menos al consumo– al 23 por ciento de desocupados. Sea mediante programas rápidos de obra pública o seguros de desocupación, debe volcarse al consumo una cantidad sustancial de recursos, que permita emplear o subvencionar por lo menos a 2 millones de personas. En las actuales circunstancias, esta operación no tiene efectos inflacionarios. Por una parte, dada la enorme capacidad ociosa, una mayor demanda de bienes de primera necesidad permitirá reactivar la producción: la oferta respondería a la demanda sin generar presiones al alza de precios; por otra parte, los sectores de menores ingresos destinatarios de esos fondos no los van a utilizar para comprar dólares. Al contrario, su efecto reactivador incitará a repatriar capitales a los sectores que necesiten más capital de giro para responder a la mayor demanda. El costo de esta operación, a un promedio de 200 pesos mensuales por persona, significa 4800 millones de pesos anuales. ¿Cómo financiarlo? Con impuestos y emisión”.