COOPERATIVA DE TABACALEROS
Pucho jujeño
Después de un buen plato de sushi, el satisfecho japonés enciende un cigarrillo de su marca favorita. Ni imagina que lo arman con tabaco plantado en el valle jujeño de Perico, donde la Cooperativa de Tabacaleros de Jujuy procesa y exporta el 60 por ciento de lo que se cosecha en la provincia. La escena podría repetirse en varios países europeos y centroamericanos a los que los productores jujeños venden su Virginia laminado. Pero desde hace seis meses, además, ese mismo tabaco se fuma en el Noroeste argentino bajo la marca CJ, la primera de cigarrillos hechos por los propios productores. Con el atractivo de que valen 1,50 peso, la mitad de los más vendidos, los cigarrillos cooperativos se están expandiendo rápidamente en otras provincias del interior, y se producen a razón de 2 millones de paquetes mensuales. No le hacen sombra a Nobleza y Massalin, que se reparten los otros 170 millones de paquetes que se venden por mes, pero es significativo para los 1200 socios de la Cooperativa, cuyas plantaciones tienen un promedio de veinticinco hectáreas. Patricio Lyons, gerente de la flamante fábrica de CJ, dijo a Cash que su próximo paso es salir a exportar cigarrillos armados a los mercados de Africa y Medio Oriente.
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