¿Por qué Brasil debería estar interesado en negociar nuevas reglas del juego para la industria automotriz?
–Porque el objetivo de Brasil y Argentina debe ser enfrentar los desafíos de los grandes bloques económicos con los cuales vamos a tener que competir y negociar, llamase Unión Europea, Asia y ALCA.
Eso supone una estrategia de desarrollo conjunta, pero Brasil puede estar pensando en conseguir todas las inversiones posibles en el corto plazo.
–Esa fue la posición de Brasil hasta que Argentina dio la voz de alarma. Pusieron incentivos de todo tipo, tomaron medidas que contradicen el espíritu y la normativa del Mercosur, como la rebaja del 40 por ciento en las autopartes, y generaron más asimetrías de las existentes porque del otro lado de la frontera nadie decía nada. Pero la realidad es que el Mercosur existe y Brasil no puede pensar una expansión de su industria automotriz con un socio contrariado porque le arruinaron la industria automotriz.
¿Cuál va a ser la estrategia para negociar con las terminales?
–Primero nos tenemos que poner de acuerdo a nivel de gobiernos y luego ofrecerles un discurso común a las terminales que tienen presencia en la región, dejando en claro que tiene que haber inversiones en ambos países.
¿La apertura está postergada o descartada?
–Si el análisis de la situación muestra que hay un grave perjuicio para Argentina y no nos ponemos de acuerdo en una solución, voy a ser el primero en proponer que no se vaya al libre comercio en 2006. Las primeras reacciones de parte de Brasil han sido muy favorables, pero hasta que no vea los resultados puedo permitirme el lujo de desconfiar.