Dom 12.02.2006
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AGRO › TODAS LAS HIPOTESIS QUE SE BARAJAN SOBRE EL BROTE DE AFTOSA

Aftosa: especulaciones desde la tranquera

› Por Susana Díaz

“Quieren bajar el precio de la carne, llámenlo a (Antonio) Berhongaray.” La expresión fue escuchada por esta cronista de boca de un alto dirigente de una de las cuatro cámaras que representan a los empresarios del campo. Fue pocos días antes de conocerse la aparición de un brote de aftosa en proximidades de la frontera argentino-paraguaya. El dirigente, que por entonces no imaginaba el contenido premonitorio de sus dichos, se refería a quien fuera secretario de Agricultura durante la presidencia de Fernando de la Rúa y tristemente célebre por haber sido gestor del vergonzoso ocultamiento del rebrote de la enfermedad en 2001, casi inmediatamente después de que el país consiguiera el status sanitario de libre de aftosa “sin vacunación”. Vale recordar que el camuflaje de la realidad contó por entonces con la complicidad unánime de las cuatro cámaras de productores primarios.

Pero la cita de la suspicacia del dirigente agropecuario no es anecdótica. Se relaciona con las interpretaciones hechas por el sector una vez conocida la presencia de la aftosa en el norte correntino. Un diario cordobés llegó a hablar incluso de “virus K”, en obvia alusión a la supuesta consistencia de los efectos de la aftosa con la política del Ejecutivo de aumentar la oferta interna. En tanto, aunque no lo digan en voz alta, en el Gobierno están convencidos de que el brote es una muestra más de la “avaricia” del campo. La causa de la reaparición de la enfermedad, explican en confianza, se encuentra en el contrabando originado en la diferencia de precios entre el mercado paraguayo y el local. Las sospechas tienen nombre y apellido. El señalado es un consignatario del Mercado de Liniers SA con fuertes vinculaciones con productores de la zona afectada. “No lo podemos decir todavía hasta que no juntemos todas las pruebas”, agregan. Algunos datos parecerían indicar que la interpretación es, sino correcta, al menos verosímil. El primero, indudable, es la proximidad del campo con la frontera. El segundo es que semanas atrás ya habían sido detectados por las autoridades dos importantes contrabandos de animales. Los menos mal pensados agregan que la forma de ingreso de la aftosa no necesariamente puede haberse producido a través de los animales, sino por otros medios como el calzado o las ruedas de los vehículos.

Volviendo a las expresiones de la dirigencia del campo, el presidente de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, consideró que la reaparición de aftosa era “una muy mala noticia” para “el país”, pero agregó que “la buena noticia” era que “ahora sí la carne será más barata”. Aunque se trató de una ironía de dudoso gusto frente a la gravedad de los hechos, el discurso de Miguens transparentó la asociación que el grupo social al que pertenece realiza entre bueno o malo para el país y bueno o malo para sí mismo. Lo bueno, hasta ahora, era la fiesta exportadora y de altos precios internos en un contexto en que el grueso de la población –¿el país?– destinaba más recursos al consumo de carne sin conseguir con ello aumentar su consumo. ¿En adelante lo malo será el probable mayor consumo interno? No está muy claro. En sólo 24 horas la dirigencia de la cadena cárnica pasó de una estimación de “pérdidas” por exportaciones de 500 millones de dólares a una de 250 millones. En este último supuesto, todavía pesimista, la Argentina pasaría de exportar 1400 millones a 1150. Sin embargo, hay experiencia, local e internacional, de que el foco, amén de ser controlado, no será un impedimento significativo para continuar exportando. En Agricultura confían en el éxito de la estrategia de limitar los efectos a la provincia de Corrientes. De hecho Rusia, el principal comprador del país al que en 2005 se dirigieron un tercio de las exportaciones, ya anunció que sólo restringirá la importación provenientede la provincia afectada. Tampoco habrá problemas con las ventas de carnes maduradas y/o deshuesadas (que no pueden transmitir la enfermedad). La prohibición de Brasil de cualquier origen argentino no tendrá mayores efectos económicos, pues se trata de un comprador marginal. En Chile, un mercado que fue muy difícil reabrir y que el año pasado representó el 10 por ciento de las ventas, ya se comienza a hablar de subas de precios internos por problemas de oferta, lo que podría ser un elemento favorable en la renegociación. Sí habrá problemas, en cambio, con la reapertura de nuevos mercados, como los de Estados Unidos y Canadá. En el corto plazo, ello servirá para descomprimir la oferta local, pero sólo esto. La realidad del mercado interno seguirá siendo la de una estructura de formación de precios oligopólica y, en consecuencia, con escasa sensibilidad a la baja de los valores convalidados por la demanda.

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