De acuerdo con fuentes diversas, Minera Alumbrera Ltd. declaró en 2005 exportaciones por 790 millones de dólares y ocupó el 8º lugar en el ranking de firmas exportadoras. Los datos de Aduana a los que accedió Cash muestran que sólo en los primeros nueve meses de 2006 las ventas al exterior de la firma sumaron 1349,2 millones de dólares. De acuerdo a esta misma fuente, sus exportaciones de 2005 fueron de 1179,5 millones de dólares.

Actualmente la firma se integra con un 50 por ciento de capitales suizos, a través de Xstrata Cooper (que en 2003 adquirió su participación a la australiana MIM Holdings), y un 50 por ciento de canadienses, a través de Gold Corp, con el 37,5 por ciento del capital, y Northern Orion, con el 12,5 por ciento restante. La explotación de la mina de Bajo de la Alumbrera es realizada por una UTE entre Minera Alumbrera e YMAD, Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio, integrada a su vez por el Estado catamarqueño, la Universidad de Tucumán y el Estado nacional. YMAD aportó la concesión para la explotación y a cambio comenzó a recibir el 20 por ciento de los beneficios (net profit interest) a partir de 2004, una vez que el emprendimiento amortizó los costos de la inversión para poner en marcha en 1997 uno de los establecimientos mineros más grandes del mundo. Inversión que según la empresa fue de 1200 millones de dólares.

En diciembre pasado, invitado por la firma, Cash visitó la mina de cobre y oro ubicada en noroeste de la provincia de Catamarca. La infraestructura impresiona por sus dimensiones ciclópeas en cada una de sus etapas. La explotación a cielo abierto ya produjo un cráter de profundidad kilométrica. La roca obtenida es trasladada desde la sima del socavón por un incesante convoy de grandes camiones mineros –36 vehículos que cargan 220 toneladas cada uno– y se acumula las 24 horas del día en una verdadera montaña frente a la planta de triturado y colado, donde se separa el mineral de los que serán sus desechos. El proceso demanda ingentes cantidades de agua en una región completamente árida, requerimiento que se tradujo en la construcción de un “dique de agua fresca” que toma agua de un conjunto de perforaciones en Campo del Arenal a una decena de kilómetros de la mina. De la planta salen el producto final y los desechos. El primero es una suerte de barro espeso con alto contenido de cobre y oro, que se traslada a través de un “mineraloducto” de 312 kilómetros hasta las inmediaciones de San Miguel de Tucumán, donde luego de procesado (colado y secado) se carga en los trenes propios que parten diariamente hacia el puerto que la firma posee en Rosario. Su destino final son refinerías del exterior. Los desechos se depositan en un valle adyacente a la mina a través de un canal de aspecto barroso que alimenta al llamado “dique de colas”. Muchas fueron las denuncias sobre la contaminación química de napas que generaría este depósito. La empresa argumenta que cuando en 2016 –según sus cálculos– se agote el yacimiento, el dique será una planicie reimplantada con la flora autóctona y el socavón un gran lago. También quedarán como recuerdo de la explotación un pequeño aeropuerto en medio de la nada, los huellas de una villa transitoria –donde los trabajadores no se instalan con sus familias en previsión del seguro problema social que deberían afrontar en 2017–, y una línea de alta tensión de 200 kilómetros, también con origen en Tucumán.

Durante la visita guiada dos áreas no fueron mostradas a la prensa: la sección de procesamiento de oro y el dique de colas. En el primer caso se argumentaron restricciones de seguridad económica –el propio ingeniero que ofició de guía aseguró a Cash no haber entrado nunca al enigmático recinto– y en el caso del dique sólo se arguyó “falta de tiempo” para la visita. La recorrida sí incluyó, en cambio, la visita detallada de la villa transitoria, donde los trabajadores cuentan con todas las comodidades. Mientras dure la explotación, Minera Alumbrera Ltd. seguirá empleando en forma directa a 1800 trabajadores en total. Según los números informados por la empresa, su actividad deja un “flujo de ingresos totales anuales a la economía argentina” de 30 millones de dólares y genera una recaudación tributaria provincial y municipal de 12 millones de dólares. Como parte de su programa de “Responsabilidad social empresaria” realiza constantes donaciones a las pequeñas escuelas rurales de la zona.