“Este es un país en el que la importación siempre fue mala palabra. En el mundo no es así. Lo importante es exportar e importar. Es lógico que si el país crece las compras externas acompañen ese crecimiento. Y a las importaciones no las detiene ni un dólar caro ni mayores aranceles ni cupos ni medidas de resguardo. Si los consumidores quieren consumir algunos productos importados, terminarán llegando. Hay un dato que muchos economistas soslayaron: un tipo de cambio alto no necesariamente significa protección. La prueba es que Brasil nos vende muchos productos más baratos que los nuestros. Por otra parte, ya muchas empresas venden sus productos más caros en dólares que antes de la devaluación. A eso se suma que el Gobierno impulsa una demanda que no es seguida por un esfuerzo de oferta por parte de las empresas que dominan los mercados. Esto forma un cóctel que está haciendo crecer las compras externas a paso acelerado. En los últimos meses las importaciones vienen incrementándose a un ritmo superior al 20 por ciento con respecto al año pasado. Y los bienes de consumo cobran cada vez mayor peso.”
“El atajo importador ya demostró su inutilidad en la década pasada. Son decisiones individuales que perjudican a toda la sociedad. Primero, hay que tener presente que consumir no comienza en la góndola, sino cuando se cobra el salario. Si no hay producción, no hay empleo ni salario ni consumo. Hay quienes creen que todavía faltan condiciones para invertir, como una mayor libertad de precios, una mejor ley de ART, una mayor calma en la puja distributiva, mayor formalidad impositiva, que asegure competitividad en igualdad de condiciones, y una inflación normal. Es cierto que faltan cosas por resolver, pero nunca tuvimos un esquema macroeconómico como el actual, un camino despejado y un gobierno con la vocación como el del presidente Kirchner que entiende perfectamente la necesidad de una industria pujante y de un país desarrollado. Argentina tiene un problema de oferta que hay que solucionar fomentando la inversión. Para eso habrá que tomar medidas. Pero los empresarios deben saber que el único camino es producir, producir y producir.”
“El nivel de importaciones llegará a 40 mil millones de dólares este año. Y eso es razonable, porque las empresas nacionales necesitan importar bienes de capital y bienes intermedios para poder producir y para poder exportar. Lo que llama la atención es el crecimiento de las compras externas de bienes de consumo, que acompañan el aumento del resto, a pesar del tipo de cambio. En el primer trimestre de 2007 llegaron a niveles de finales de los ’90. La sustitución por importaciones se está dando fundamentalmente por parte de los fabricantes. Los consumidores, de a poco, vuelven a comprar artículos importados. Están creciendo muy fuerte las importaciones de Brasil y China de electrónicos y juguetes, en primer término, pero también de una gran variedad de rubros. Los textiles nunca dejaron de entrar y ahora cobraron un gran impulso. Por otra parte, el mayor poder adquisitivo de una parte de la población genera el consumo de productos muy sofisticados que no se producen en el país y que suman mucho porque son de alto precio.”
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