El precio de los alimentos no sólo genera problemas en Argentina. En Francia, una revista de defensa de los consumidores denunció la última semana que los valores de productos básicos como la leche, los yogures, los cereales, las pastas, el arroz y el jamón aumentaron entre 5 y 48 por ciento entre noviembre y enero. El gobierno de Nicolas Sarkozy reaccionó inmediatamente y anunció que realizará una investigación para determinar la estructura de costos de las empresas, pues quiere precisar qué porcentaje de los aumentos es atribuible a los precios internacionales y qué porcentaje corresponde a los márgenes de producción, industrialización, distribución y comercialización. “Sabemos que hay abusos por parte de las industrias y los distribuidores, que aprovechan el encarecimiento de las materias primas agrícolas para aumentar sus márgenes”, afirmó el jefe del gobierno, François Fillon.

España también tiene problemas. El viernes adelantaron que en febrero la inflación anualizada llegó al 4,4 por ciento, la cifra más alta desde que en 1997 se comenzó a elaborar el índice armonizado de precios de consumo. Entre las causas se destacó la suba del petróleo y de los alimentos.

Por su parte, la directora del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, Josette Sheeran, aseguró recientemente al Financial Times que el alza en el precio de los alimentos está generando problemas más graves en Egipto, donde se vieron obligados a ampliar su sistema de racionamiento de alimentos, y en Pakistán, que reintrodujo las cartillas de racionamiento que había abandonado a mediados de la década del ’80.

La emergencia también alcanza a otras naciones en desarrollo como México, Indonesia, Yemen, Vietnam, China e India, donde el maíz, el trigo y el arroz forman parte central de la dieta de los sectores populares. Josette Sheeran declaró incluso que la disparada de precios podría obligarlos a limitar las raciones alimentarias o incluso reducir el número de personas a las que les brindan ayuda si los donantes del programa no aportan más dinero.