¿Por qué el caso de la papelera Ma-ssuh se resolvió a través de un fideicomiso del Banco Nación?

–Se hizo de esa forma porque así se logra independizar la responsabilidad del empresario, el incumplimiento de sus deudas, con la realidad productiva de la fábrica. Es la única manera para darle continuidad al funcionamiento de la planta y que avance el proceso concursal. La intervención del Estado se da a partir de la aprobación del juez del concurso. Nosotros estamos en condiciones de mantener en funcionamiento la fábrica casi sin invertir nada porque Massuh puede vender papel, tiene mercado interno y externo. La empresa se puede financiar a través de sus propias ventas. No nos vamos a transformar en un productor de papel, sino que queremos garantizar la continuidad laboral y productiva de la planta. El día de mañana veremos qué otro actor se puede llegar a interesar. Sabemos claramente que una empresa parada rápidamente deviene en chatarra y tiene valor cero y esto lo podemos extrapolar a los casos de Mahle y Paraná Metal. Se está analizando utilizar el mismo mecanismo en otras empresas pequeñas del interior, algunas del sector alimenticio, que están con concursos de vieja data que les impide tomar deuda, pero que cuentan con un segmento productivo potencial. Existen distintas formas para garantizar la continuidad, se pueden pasar todos los activos, se pueden alquilar los activos y pagar un canon, pero siempre a través de la figura del fideicomiso