Periodista, escritor

La historia argentina está determinada por dos grandes concepciones. Una ha pensado en la construcción de un país autocentrado, cuyos principales intereses son la soberanía territorial, la independencia económica, la identidad cultural y el bienestar de sus habitantes. Otra concepción ha pensado en la creación de un espacio de menor extensión, económicamente ligado a la expansión de los intereses europeos, con una cultura pendiente de las tendencias de los grandes centros mundiales y donde las condiciones de vida de la población son el resultado de los excedentes de las exportaciones primarias.

Estas dos concepciones se han visto enfrentadas a lo largo de estos 200 años, tanto desde el periodismo, la cátedra o la tribuna como en dolorosos enfrentamientos fratricidas. Nuestra historia económica no es otra cosa que el relato de estos enfrentamientos, de los intereses materiales de los bandos en pugna y el sistema de ideas subyacente en cada uno de ellos.

Frente a la idea de la economía como una actividad ajena a la acción racional de los hombres –lo que convierte al capital y sus necesidades en el elemento determinante– hemos partido, para esta exposición, de la noción clásica de la economía política: una actividad humana en la que los intereses de los distintos sectores de la sociedad, por un lado, y el Estado, por el otro, determinan sus resultados.

En nuestros días, estas dos concepciones, este sistema de intereses enfrentados, se han manifestado en un proyecto agroexportador, vigente desde la Organización Nacional hasta la crisis mundial de 1929, y un proyecto industrial, que comenzó a realizarse a partir de los años ’40 y tuvo en el peronismo y el desarrollismo, con diferentes matices, sus expresiones más características.

En nuestra exposición no hemos podido prescindir de los intentos restauradores de ese modelo agroexportador a lo largo del siglo XX, que con golpes de Estado y represión política, intentaron volver atrás la rueda de la historia.

Cada uno de estos momentos y sus consecuencias culturales, políticas y sociales son los contenidos de esta exposición, la primera en su género y que, como es de suponer, pretende abrir un amplio, sano y democrático debate en la Argentina del siglo XXI