“La llegada de los fondos de inversión no debe ser vista como producto de un cambio en la ecuación macroeconómica. Es un fenómeno especulativo alimentado por la baja tasa de interés internacional y por la terrible liquidez que tienen esos fondos. En Argentina, compran empresas a precios de remate con posibilidades de crecimiento atractivas. Son oportunidades puntuales de máximo riesgo. Invierten una porción marginal de su cartera y si les sale bien multiplican la inversión varias veces. En un contexto de tasa de interés internacional del 1 por ciento asignar una porción a estos negocios ayuda a compensar la baja rentabilidad. Los fondos apuntan a concretar un pase de manos rápido para sacarse el activo de encima con una utilidad apreciable. Vienen al país con la misma concepción con la que uno puede jugarse unos pesos en el casino. En los próximos años, la Argentina quizá sea uno de los países con mayor crecimiento. Por lo tanto, es posible que se jueguen algunas fichas.”