Mié 25.08.2010
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TEATRO › CIRO ZORZOLI DIRIGE ESTADO DE IRA, EN EL SARMIENTO

Teatro dentro del teatro

La obra del dramaturgo y director se plantea como un juego abierto en el que se ve la preparación de una actriz para interpretar un papel, con un grupo de “instructores” que le transmiten la supuesta forma en que se debe actuar.

› Por Carolina Prieto

Cada nueva obra de Ciro Zorzoli genera mucha expectativa en el público de teatro y en los críticos, similar a la que puede despertar la última novela de un autor de culto o el último disco de la banda favorita. Desde su irrupción en la escena porteña con Living, último paisaje, hace poco más de una década, este creador marplatense de 43 años, originalmente formado como músico, sorprendió con una dramaturgia potente e inusual que conjuga humor y dosis de siniestro, un ritmo impecable, actuaciones contundentes y una sensibilidad especial para alumbrar zonas de la realidad en las que el deber ser entra en conflicto con la autonomía individual. Volcado a la experimentación y a la creación colectiva antes que a la puesta en escena de un texto ya escrito, Zorzoli suele embarcarse en verdaderos procesos de investigación durante meses o años, a partir de puntos de interés y materiales no teatrales que derivan en mundos ficcionales complejos y atractivos. En Living..., el puntapié inicial fue la comedia de los años ’40; en A un beso de distancia, los mecanismos de seducción; y en Ars Higiénica (la obra que le valió un reconocimiento absoluto), el Manual de urbanidad y buenas maneras del venezolano Manuel Antonio Carreño, un drástico tratado de domesticación social del siglo XIX. Luego fue convocado para dirigir 23.344, de Lautaro Vilo, y más tarde creó El niño en cuestión, un inquietante trabajo sobre los intentos domésticos y pedagógicos de formar a un chico. El riesgo, el rechazo de los lugares comunes y de las interpretaciones vacías marcan sus producciones.

Desde hace dos años, junto a Paola Barrientos y Diego Velázquez, dos talentos del teatro independiente a quienes conoce muy bien, Zorzoli comenzó una investigación sobre la actuación y los saberes teatrales en forma casual y espontánea, que derivó en un proyecto sostenido en el tiempo del cual surgió Estado de ira, la obra que acaba de estrenar en el Teatro Sarmiento. “Damos clases juntos y hablamos mucho sobre el trabajo del actor, la representación y la verdad escénica. Nos dieron ganas de que las charlas no quedaran en eso y decidimos abrir un espacio de reflexión escénica sobre estos temas. Sumamos más actores y al principio trabajamos sin público, hasta tener la necesidad de contar con la mirada de los espectadores. Esto derivó en Exhibición y desfile, que no es un espectáculo ni una obra cerrada, sino una experimentación abierta en la que hay unos pocos puntos que se mantienen y todo el resto cambia. Es un espacio para reflexionar sobre la actuación, para intentar actuar, es decir estar presentes ahí y abrir la posibilidad de fracasar”, explica el director sobre la experiencia, que puede verse los domingos a las 16 en el Teatro del Perro (Bonpland 800).

Luego recibió una invitación de Alejandro Tantanian para estrenar una obra en el Sarmiento, la sala del Complejo Teatral de Buenos Aires dedicada a la experimentación, y Zorzoli pensó en dar una forma más cerrada a lo que venía trabajando. “Me pareció interesante poder hacerlo en una sala, que sea repetible en cada función, es decir con un espectáculo cerrado, pero que igual nos permita seguir investigando sobre el trabajo actoral”, agrega. Así fue como, junto a un elenco de once intérpretes, dio forma a la pieza que iba a estrenarse el año pasado pero que, por los problemas presupuestarios del complejo, se pospuso para agosto del 2010.

–¿Qué plantea la obra?

–Transcurre en una dependencia pública donde un grupo de empleados preparan a una gran actriz que tiene que hacer de Hedda Gabler en la obra homónima de Ibsen. Los empleados, ex actores que dejaron la profesión para dedicarse a la transmisión de ese saber teatral, ensayan con ella la pieza y la instruyen para el reemplazo. Y aparecen las fricciones, los conflictos que van surgiendo entre esta primera actriz y el grupo de actores que le dan indicaciones y marcaciones, desde una óptica exagerada y con humor. Se ve la preparación actoral, la cocina, las costuras en la elaboración del personaje en relación con ese saber oficial que circula y que esos instructores transmiten en relación a cómo se debe actuar.

–¿Un caso de teatro dentro del teatro que puede llegar a interesar a un público no específicamente teatral?

–Creo que sí. De algún modo, es un ejemplo de choque entre el deber ser, la norma, y el individuo con su autonomía y su mirada personal sobre las cosas, que hacen que ese orden establecido se resquebraje. Es un tema que suele aparecer en mis trabajos.

Hedda Gabler es una de las heroínas más complejas creadas por el autor noruego, en su momento criticado por la naturaleza de esta mujer que no respetaba los ideales de fines del siglo XIX. Casada con un hombre al que no ama, obsesionada con el éxito y enferma de celos, manipula al entorno hasta alcanzar su propia muerte. Para Zorzoli, Estado de ira muestra “una contracción entre el personaje de Hedda, una mujer con mucha autodeterminación, y la actriz que la representa, dependiente de las indicaciones de los instructores que intentan domarla”. Precisamente, la manera de trabajo de Zorzoli cuestiona el planteo del espectáculo: él se inclina por investigar junto a los intérpretes, por buscar antes que imponer, por sumergirse en lo desconocido antes que partir de lugares tranquilizadores. “¿Cómo hacer para llegar a tal lugar? Es un proceso que me planteo en cada trabajo, que involucra a los actores y que nos devela en el camino cosas impensadas”, explica el dramaturgo y director. Lo cierto es que Ciro y equipo pasaron de “un proyecto que en un principio resultó muy difícil de actuar a una dinámica estimulante en la que el juego abre zonas de libertad. Ahora los actores están disfrutando mucho”.

Además de Paola Barrientos y Diego Velázquez, integran el elenco María Inés Sancerni, Carlos Defeo, Diego Rosental, Vanesa Maja, Gabriel Urbani, Dalila Romero, Cecilia Meijide, Marina Fantini y Pablo Castronovo, en una puesta con una estética muy cuidada iluminada por Eli Sirlin, con escenografía y vestuario de Oria Puppo. De jueves a domingo, a las 21, en el Teatro Sarmiento (Sarmiento 2715) se presenta este juego teatral que retrata unas cuantas verdades sobre el oficio del actor, cuestiona el supuesto saber y muestra cómo la transmisión de esas capacidades puede tener mucho de academia militar.

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