TEATRO › ENTREVISTA CON JUAN RODO, CREADOR Y PROTAGONISTA DE LA COMEDIA MUSICAL “JACK, EL DESTRIPADOR”
En su momento fue Drácula, Dorian Gray y el Jorobado de Notre Dame. Ahora encarna al criminal más famoso de la historia. Con más de quince años de experiencia en musicales, el actor y cantante dice que está separado “momentáneamente” de Pepito Cibrián y reconoce que en su nuevo camino personal busca hacer algo más popular.
Hacia fines del siglo XIX, el tradicional Teatro Liceo de Buenos Aires –ubicado en la esquina de Rivadavia y Paraná– abría por primera vez sus puertas con el nombre de El Dorado. Por esa misma época, pero del otro lado del mundo, toda Londres se estremecía con los aberrantes crímenes de un asesino serial que con el tiempo se convirtió en mito y fue conocido en cada rincón del planeta con un seudónimo tan simple como estremecedor: Jack, el destripador. Hoy, a las 20.30, aquel viejo Teatro Liceo reabrirá sus puertas para convertirse en el más antiguo de los recintos teatrales en funcionamiento y albergar sobre su escenario la historia de Jack, el más famoso de los criminales, una creación de Juan Rodó que, además de protagonizar la obra, debuta como compositor y productor artístico.
Rodó, de 39 años pero con más de 15 de experiencia en musicales –fue Drácula, Dorian Gray y el Jorobado de París en las producciones de Pepito Cibrián y protagonizó Los Miserables y La bella y la bestia– recibió a Página/12 en un pequeño pero cálido salón de ensayo, dispuesto a revelar, entre partituras e instrumentos musicales, los entretelones de Jack, el destripador, el primer musical de su autoría. “Yo nunca, hasta el momento, me había propuesto dedicarme a la composición, sino que siempre había tomado el rol de actor y cantante. Pero a raíz de un conflicto emocional sentí la necesidad de canalizar todo eso por una vía que no era la habitual; así comencé a trabajar en mi propio musical”, cuenta. Junto con Mariano Taccagni, autor del libro y de las letras de los temas musicales, el actor y cantante comenzó a darle forma a este proyecto en 2003, durante una gira de Drácula. ¿A espaldas de Pepito Cibrián? “Sí”, responde tímidamente. “Cuando lo terminamos dijimos: Ahora hay que hacerlo. Bueno, ¡yo hago el protagónico!, pensé”, y dicho esto Rodó suelta una risa amplificada que deja entrever, en ese rostro joven y bonachón, a los malvados de las historias que tantas veces protagonizó.
–¿Qué le atrae de los personajes oscuros?
–Me atrae justamente eso, el lado oscuro, porque me parece el lado más interesante. Es como el lado oscuro de la Luna; me pregunto qué pasará del otro lado. Como espectador me atraen mucho esos personajes; cuando voy al cine elijo películas de terror o misterio. Y como actor también, me gusta el personaje macabro más que el naturalista, e indagar en esa personalidad que es mi opuesto.
–Eligió una historia de origen anglosajón, siguiendo la línea de los musicales de Cibrián. ¿Es que las temáticas nacionales no funcionan en este género?
–Para mí, para que un musical funcione la clave está en que la historia sea universal. Eso es lo que atrae y garantiza que tenga una gran convocatoria. Por ejemplo, cuando se hizo Jane Eyre en Broadway duró poquísimo; nadie conocía la historia, a pesar de que era maravillosa y tenía una música lindísima. Así muchas obras cayeron, aun en Broadway, y creo que tiene que ver, en parte, con que las exquisiteces literarias no son populares. La temática debe ser conocida por todos. Aquí se hicieron musicales con temáticas populares y nacionales, como el musical acerca de la vida de Diego Maradona.
–Pero no funcionó...
–Tal vez la razón por la que no haya funcionado es que la gente a la que le interesa Maradona no es la misma que a la que le interesan los musicales o va al teatro, o por lo menos no toda. Yo pensé en temáticas nacionales para hacer musicales, pero a mí me atraen otras cosas: historias de misterio combinadas con un toque de romanticismo.
Fanático del musical anglosajón, en especial de Jekyll & Hyde, El fantasma de la ópera y La bella y la bestia –al cual considera lo mejor que hizo en su carrera–, Rodó, sin embargo, decidió convocar como director a Daniel Suárez Marzal, régisseur y teatrista que “viene de distintas vertientes pero no del musical, para que la puesta fuera algo diferente y combinara lo grandioso de la ópera con una dirección teatral fina, sutil y creíble, dándole al musical la teatralidad que necesita”, explica. De la dirección musical se encarga Angel Mahler, y de los coros y arreglos musicales, Gabriel Giangrante.
–¿No temía que convocando a Mahler la propuesta musical se asemejara a los musicales de Cibrián, con quien él tanto trabajó?
–Mahler tiene un sello propio muy fuerte. Yo le pedí que conservara mi idea y no la marcara con su estilo. Yo me identifico mucho con la música de Angel: a los dos nos gusta mucho la ópera y somos muy sinfónicos. Pero la gente va a escuchar cosas diferentes en este musical, porque yo busqué dentro de lo sinfónico algo más popular.
En esta búsqueda, Rodó retoma la cruenta historia decimonónica inglesa, que estremeció en su época al mundo entero. Basada en crónicas reales de aquel momento, Jack, el destripador cruzará la realidad con la ficción para narrar la leyenda de Ray Plask, un hombre de alta sociedad, duque con conocimientos de medicina, que sufre de una esquizofrenia por la cual manifiesta una doble personalidad. De día lleva una vida normal, pero de noche practica un hobby poco aristocrático: asesinar prostitutas. “El giro que hicimos en nuestra versión fue trabajar con la psicopatía de Ray. En el prólogo se cuenta su historia infantil, desencadenante de su fobia hacia las prostitutas. Su madre había engañado a su padre y había tenido un hijo bastardo, medio hermano de Ray, llamado nada menos que Jack”, cuenta Rodó, haciendo referencia al agregado ficcional que Taccagni le sumó a los hechos verídicos. A partir de ese hecho, Ray se prestará a su festín macabro, descuartizando mujerzuelas y exponiendo sus vísceras como en una carnicería, y firmará “su obra” con el seudónimo de Jack. “Hubo varias hipótesis reales sobre quién pudo haber sido el destripador: se presume que se suicidó o que se internó”, explica el actor que personificará al asesino. Y adelanta: “Nosotros optamos por el suicidio y el caso queda en suspenso”.
Convertido en productor artístico, compositor y “supervisor de todo”, a punto de estrenar su primera creación –que se presentará de miércoles a viernes a las 20.30, los sábados a las 20 y a las 23 y los domingos a las 20–, Rodó está muy lejos de aquel joven de 24 que protagonizaba por primera vez un musical, en el papel de Drácula.
–¿Se separó de Cibrián para encarar su proyecto propio y “darle una vuelta de tuerca” al género?
–En realidad, yo lo hice por una necesidad personal de volcar mi arte por nuevos canales. Me separé de Pepito momentáneamente, no quiere decir que no vuelva a trabajar con él. Aunque, de mis musicales, yo quiero hacer algo más popular.
Informe: Alina Mazzaferro.
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