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Martes, 24 de mayo de 2011

TEATRO › PSY, DE LA COMPAñíA LES SEPT DOIGTS DE LA MAIN

Niños prodigio y circo psicológico

El combo canadiense está compuesto por once performers adolescentes que maravillan con sus destrezas físicas y que abordan en su espectáculo la indagación de la psiquis humana. Se lo puede ver en el Polo Circo hasta el próximo domingo.

 Por Facundo Gari

En los grupos barriales de niños hay desde siempre los prodigiosos que muestran al resto sus habilidades adquiridas: una nueva pirueta con el yo-yo o una triple vuelta carnero sobre el asfalto, por ejemplo. Imagine ahora el lector un dream team de esos acróbatas prematuros, cuyas virtudes hayan sido pulidas por entrenamientos exhaustivos hasta la profesionalización circense. Algo de eso transmite la compañía canadiense Les Sept Doigts de la Main (Los Siete Dedos de la Mano) en su espectáculo PSY, que se presenta en el Buenos Aires Polo Circo (Garay y Combate de los Pozos) desde la semana pasada. Y es que se trata de un grupo de once performers compuesto mayormente por adolescentes, pibes y pibas que maravillan con sus destrezas artísticas aun a quienes son asiduos al circo físico, pues retrucan en la pasarela de números las más diversas proezas.

Aquí es además circo psicológico, introspectivo y hasta crítico. Si bien la indagación sobre la psiquis humana ha sido abordada innumerables veces por otras disciplinas, en el circo es un territorio menos explorado. Y vaya si tienen material para trabajar: de arranque, la locución que invita a apagar los celulares también advierte, entre varias cifras alarmantes, que el 30 por ciento de los seres humanos padece alguna enfermedad mental. No es la primera vez que este colectivo revela en piruetas y malabares un aspecto de la condición humana: hace un año –en el mismo predio porteño y en el marco del primer Festival Internacional de Circo–, la elogiada Loft exploraba los contactos interpersonales a través del aislamiento del “desasosiego” del mundo exterior.

Si usted está leyendo esto es porque la profecía cataclísmica de Harold Camping no se cumplió. Sin embargo, PSY le recordará que hacer de la cultura global un sitio más placentero es tan incierto como el mismísimo Armagedón. En escena, cada uno de los intérpretes se pone en la piel de un padecimiento mental: están el amnésico, el hipocondríaco, el maníaco, el obsesivo, la paranoica, el que escucha voces, el adicto, la agorafóbica y el del trastorno de identidad disociativo. Cada uno con sus mambos, sueños y revelaciones, mostrados en pasajes altamente coreográficos y anchamente musicalizados por mashups y remixes de varios géneros. Todo en un paquete de estética surrealista que tiene inevitablemente un halo del Cirque Du Soleil, del que provienen los siete integrantes que fundaron Los Siete Dedos de la Mano en 2002. Pero lo que siempre sobresale son las aptitudes físicas de los ejecutantes, que se la pasan al borde del porrazo pero salen airosos cada vez. Ahora se entiende por qué los organizadores de la segunda edición del Festival de Circo, finalizada hace dos semanas, decidieron dejarlos afuera de la grilla, para presentarlos aparte como propuesta de excelencia. Los protagonistas, con sede en Montreal, son Guillaume Biron, Héloïse Bourgeois, Mohamed Bouseta, Danica Gagnon-Plamondon, Gisle Henriet, Naël Jammal, Olga Kosova, Florent Lestage, Tom Proneur-Orsini, Julien Silliau y William Underwood.

El relato aparece propiciado por una sesión grupal que luego irá individualizándose. Con una escenografía armada mayormente con materiales de avión, que pasa de chalet a interior de oficina y que se desarma en didácticos artilugios, las evocaciones de diván –recuerdos, sueños y miedos– se exteriorizan en la interacción con una diversidad de elementos que maneja el colectivo: trapecio fijo y colgante, rueda alemana, colchoneta china, clavas y trampolín. Los intérpretes pasan del centro a la periferia durante la ilación de escenas, cada una abocada a una patología que es abordada con sutileza y humor, sin oscuridad ni exceso de acertijos, lo cual vuelve al espectáculo apto para todo público. Así, hasta el inquietante final: ahora son once psicólogos y el incómodo paciente es el público. Y eso que éste, por fortuna, no se anda con bengalas.

* Funciones: martes 24, jueves 26 y viernes 27, a las 20; miércoles 25 y sábado 28, a las 17. Entradas: 40 pesos; menores de 12 años, 30 pesos.

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Los Sept Doigts de la Main se lo pasan al borde del porrazo, pero salen airosos.
 
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