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Martes, 12 de julio de 2011

TEATRO › LA HORA DE (NO) DORMIR, DEBUT DE ANAHí BERNERI COMO AUTORA Y DIRECTORA TEATRAL

El eterno insomnio infantil

La cineasta apuesta ahora a una obra que cuenta las peripecias de una madre para lograr que su hija finalmente se duerma. Se estrenará en El Tinglado, una nueva sala que apuntará al desarrollo de espectáculos para toda la familia.

 Por Sebastián Ackerman

En la sala vacía, durante un ensayo en la semana previa al estreno de su debut como autora y directora de teatro, Anahí Berneri se hace un momento para hablar con Página/12 sobre La hora de (no) dormir. “Hay mucho del Coyote, esta cosa de que nunca puede atrapar al Correcaminos, porque tiene esa dinámica: parece que esta vez lo va a atrapar y no; bueno, acá parece que se va a dormir... ¡y no!”, bromea sobre el espectáculo, que cuenta las peripecias que debe realizar una madre para lograr que su hija finalmente se duerma. “Es una temática que nos preocupa más a los padres que a los hijos”, analiza, y asegura que trabajan sobre la parodia de la hija caprichosa y la madre permisiva: “Jugamos con eso para generar identificación: muchas veces lo que hacemos los adultos es no poner límites y eso genera problemas. Y a veces también tenemos ganas nosotros de ponernos a jugar y de no poner límites”, confiesa Berneri.

Madre por duplicado, la historia tiene algo de autobiográfica: uno de los momentos más difíciles con los chicos es cuando tienen que despedirse “hasta mañana”, apagar la luz y pasar la noche solos. “Lo que queremos con la obra no es enseñar a dormir, sino crear códigos en común entre padres e hijos”, resalta, y ejemplifica: “El Topo Gigio te mandaba a dormir haciendo eso: padres e hijos cantaban juntos la canción. Por más que después no se durmiera, era una manera de acercarse al límite, a la hora en la que hay que dormir, y hay que separarse hasta mañana, quedando solos con la luz apagada”, afirma. Berneri sostiene que se puede “enseñar a dormir” creando “códigos en común desde un lugar lúdico, desde el juego”. “Fue una forma de abordar también mi crianza y la de muchas madres que están alrededor mío. Una especie de autobiografía, mía y de muchos, en la que el arte es una catarsis”, ríe Berneri.

La hora... es una de las obras que se presentarán en el espacio El Tinglado, una nueva sala que apuesta por el desarrollo de los espectáculos para toda la familia, donde además de Berneri podrán verse creaciones de Gerardo Hochman y Marcelo Katz, entre otros. Y trabajar sobre este aspecto de la relación de los padres con sus hijos es una apuesta particular, que eligió porque, está convencida, “es uno de los grandes aprendizajes de la vida. Hay tantos problemas alrededor del sueño de los chicos”, y detalla las condiciones en las que ideó y escribió La hora...: “Tengo dos hijos, y con uno apliqué un método prusiano para que se durmiera, pero con el segundo no y después tuve mil inconvenientes con la hora del sueño, y esto lo escribí cuando había que mandarlos cien veces a la cama, negociar que una luz prendida, un dibujito más, un cuentito. Ese juego de nunca acabar hasta que los chicos caían rendidos, y uno también, de cierta forma”, recuerda.

En una puesta que define como “pop”, la actuación se mezcla con canto, clown, un importante trabajo de iluminación y una pantalla gigante que hace las veces de diferentes escenografías, y hasta de espacio MTV, en la que se ve un hip hop interpretado por “un MC de verdad”. “No quería hacer teatro contracultural, no quería sacar a los chicos de sus propios gustos y códigos, ni sacarlos por completo del tema de la pantalla, el producto de consumo”, enumera Berneri. Su intención, señala, es retomar la estética pop que consumen los chicos en la televisión y darle una vuelta de tuerca en lo teatral. “No ir en contra, pero sí criticarla”, diferencia. “Está ese doble juego: el uso y la crítica. Lo que la nena necesita no son mil juguetes, sino una caricia de la madre: hay varios momentos en la obra en los que la acaricia y ella como que se desarma... Es una hija muy demandante, caprichosa, pero con una caricia se desarma”, adelanta.

Para Berneri, la infancia “es el momento de la usina. Y el teatro, al ser incompleto porque es el espectador el que lo completa, incentiva más la imaginación, desde otro lugar. Por suerte tiene esa imperfección y esa incompletud que hace que los chicos lo trasladen enseguida a su vida, que sea fácil el traspaso. La tele queda ahí, encerrada en la pantalla”, analiza, y amplía: el teatro para adultos “es otra cosa, con los chicos es inmediato. Termina la obra y no se ponen a analizar los recursos o la puesta. Su reacción es espontánea, ocurre en el momento. Están disfrutando o se están aburriendo”, se entusiasma.

También autora y directora de cine, recuerda que en la última entrega de los premios Cóndor de Plata, en la que tuvo cuatro nominaciones por la película Por tu culpa, cuando contaba que estaba en el proyecto de La hora... no obtenía buenas respuestas. “Hay muchos prejuicios con lo infantil”, se planta, y cuenta que en la entrega de los premios “me preguntaron por qué iba a hacer una obra para chicos, y me dijeron que estaba gastando pólvora en chimangos. Y yo contesté que si los chimangos son los chicos, es genial que lo esté gastando ahí, que haya hecho cine para poder tener un poquito de prensa y que vengan a vernos”. Berneri concluye antes de volver a los ensayos de la “terrible semana previa al estreno”: “Si no le dedico tiempo a esto, ¿qué sentido tiene? Si hay que hipotecar el ego, hipotequémoslo en los chicos”.

* La hora de (no) dormir podrá verse del 17 al 24 de julio a las 17 y desde el 27 al 31 a las 12 en El Tinglado (Mario Bravo 948).

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Berneri trabajó sobre la parodia de la hija caprichosa y la madre permisiva.
Imagen: Daniel Dabove
 
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