Miércoles, 3 de agosto de 2011 | Hoy
TEATRO › RABIH MROUé PRESENTA DOS OBRAS EN EL C. C. DE LA COOPERACIóN
En Make me stop smoking y The inhabitants of images, el director y actor libanés toma el hecho teatral como herramienta.
Por Cecilia Hopkins
Nacido en 1966 en Beirut, el director teatral y actor libanés Rabih Mroué es la primera figura internacional que invita este año Panorama Sur, espacio de formación y creación para teatristas locales, proyecto de colaboración entre la empresa alemana Siemens Stifting y THE–Asociación para el Teatro Latinoamericano, que cuenta con la dirección del actor y dramaturgo Alejandro Tantanian. En su primera visita al país, Mroué presentará dos performances o “conferencias no académicas”, según él mismo define en la entrevista con Página/12, en las cuales hablará de teatro y política. Definidas como teatro semidocumental, sus obras se caracterizan por un minimalismo escenográfico y un gran poder de provocación. Con ellas, el artista ya recorrió diversos países de Europa, Medio Oriente y Asia. Su objetivo es crear un espacio de reflexión sobre la realidad del Líbano utilizando los recursos de la ficción teatral. En esta oportunidad, Mroué presentará Make me stop smoking (Hagan que yo pare de fumar), hoy a las 21 en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), y The inhabitants of images (Los habitantes de imágenes), mañana en el mismo espacio y a la misma hora. En ambas propuestas se hablará en inglés, con subtítulos en castellano.
La primera de las obras intenta ofrecer un modo alternativo de construir la historia de un país a partir de documentos heterogéneos y poco relevantes. En la segunda, los afiches que empapelan las calles de Beirut son el tema central. Estructurada en tres capítulos, The inhabitants... analiza, a veces con humor, cómo se procede a la manipulación de la información, tomando como ejemplo el poster que muestra las imágenes del encuentro entre el ex presidente egipcio Nasser y Hariri, ex primer ministro del Líbano, cuando se sabe que nunca llegaron a conocerse. En la segunda sección del espectáculo, Mroué muestra una serie de fotos de mártires de Hezbolá vestidos de uniforme militar, “como si esa fuerza fuese un ejército oficial y no un ejército clandestino”, según apunta el director y actor. El último tramo de la obra muestra videos filmados por los propios militantes comunistas poco antes de morir en las operaciones suicidas en contra de la ocupación israelí de Beirut, a comienzos de los ’80.
–¿Cuáles son los temas más conflictivos de la realidad política y social de su país?
–Siempre me hice preguntas sobre cómo se cuenta la historia. Y sí, encuentro muy difícil generar una visión panorámica sobre la realidad de mi país. Hay demasiados conflictos sociales y políticos en el Líbano y no está claro qué clase de país queremos: todos los partidos políticos están en conflicto unos con otros, ninguno logra escucharse y todos creen tener razón.
–¿Es por el peso de lo religioso?
–La realidad del Líbano puede entenderse según alguna de las 18 visiones religiosas existentes. Hay muchos partidos políticos, muy pocos seculares: la mayoría representan de alguna manera los intereses religiosos, sean sunnitas, chiítas, menonitas, cristianos... Las minorías y las mayorías viven juntas y confrontadas. Todas estas visiones sectarias están representadas en el Parlamento. Se trata de buscar un balance, pero eso parece imposible.
–¿Cuál es su posición respecto de la unión entre política y religión?
–A mí me gustaría que el Estado fuese secular. Los libaneses deberíamos estar representados en el gobierno solamente como ciudadanos, independientemente de la cuestión religiosa.
–¿Cuál es el objeto de sus performances?
–En mi trabajo artístico trato de poner en escena estos conflictos para abrir un diálogo y generar preguntas. Desde hace unos 15 años que estoy preguntándome por qué hago teatro y aún sigo sin encontrar la respuesta. Mientras tanto, voy estructurando mis obras en diferentes niveles.
–¿Cuáles son esos niveles?
–Uno de ellos es el teatral. Nunca busco decorar mis obras con iluminación o escenografía. No uso efectos especiales de iluminación y sonido porque sí. Lo teatral está muchas veces ausente en mis obras. Quiero decir que el teatro está indirectamente presente, desde su misma ausencia. El otro nivel que me interesa es el político.
–¿Cuál fue el punto de partida para la creación de Make me stop...?
–Comencé a recolectar material de distinto tipo: recortes de diarios, fotos, videos de programas de televisión, objetos diversos. Tenía la idea de trabajar sobre cómo se procede para historiar algo. ¿Quién decide qué documentos son los que hay que tener en cuenta y cuáles no? ¿Cuáles son los eventos que se eligen como importantes y cuáles son los que no son tenidos en cuenta? También me pregunté: ¿Cuál es la relación existente entre el poder y la historia? Esta especie de archivo que fui formando me sirvió para sacudir la historia oficial, para abrir un debate y establecer un diálogo.
–¿Podría adelantar alguno de los temas que aborda este archivo personal que utiliza en su performance?
–Hay uno que se relaciona con la historia argentina. Durante la guerra civil que vivió el Líbano a lo largo de 15 años hubo 17.000 desaparecidos. La guerra terminó en 1990 y aún no se sabe qué ocurrió con ellos. Y como el gobierno no quiso declararlos oficialmente muertos, se les concedió a los familiares el derecho a que ellos mismos determinen si están muertos o no, en caso de que existan problemas de herencia, ya que nadie puede heredar bienes de quien no haya sido declarado fallecido. El hecho es que se les está pidiendo a los padres o hijos de estos desaparecidos que sean ellos mismos quienes “maten” a sus familiares. Y nadie quiere hacerlo...
–¿Y sobre qué habla The inhabitants...?
–Esa obra toma como material los afiches políticos que llenan las calles de Beirut. Es muy violento, especialmente para los visitantes, ver que vivimos entre gente muerta: las paredes están llenas de mártires políticos, de gente asesinada, como si la guerra no hubiese concluido. En realidad, siempre hay algún conflicto bélico que surge entre los propios libaneses, cuando no proviene de Israel. Hay tantos muertos en los carteles de las calles que dejan de ser imágenes para convertirse en habitantes de la ciudad. Alguna vez llegué a preguntarme quiénes son los vivos y quiénes los muertos...
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