TEATRO › ESTRELLA MORENTE, ANTES DE SU PRESENTACION DEL LUNES
› Por Cecilia Hopkins
“De estrella sólo quiero tener el nombre”, asegura la cantaora Estrella Morente, una de las voces jóvenes de mayor popularidad del flamenco, y remata, bromeando: “Prefiero tener destellos de naturalidad porque creo que eso deslumbra más todavía”. La artista, que se presentará el lunes (única función) en el Teatro Coliseo, nació en 1980 en Granada, en el seno de una familia consagrada al arte del flamenco. Sobrina y nieta de guitarristas, su padre, el cantaor Enrique Morente (quien visitó Buenos Aires hace dos años) fue su maestro y su manager, hasta su fallecimiento a comienzos de este año. El y su madre, la bailaora Aurora Carbonell, contribuyeron, según Estrella, “a darme, con su arte, la base de lo que hoy tengo, mi sello y mis valores. Ser respetuosa y libre a la vez para buscar mi camino. Canto de manera natural y mi destino era ser cantaora. Pero ellos me enseñaron que debía crecer sin dar codazos ni molestar a los demás”, resume.
Trabajadora incansable, Estrella tuvo su debut a los 16 años, en un festival que tuvo lugar en Sierra Nevada, Andalucía, presidida por la pareja real. Hoy, Morente es figura invitada de rigor en las ferias y festivales más prestigiosos de su país. Además de haber aparecido en las películas de Carlos Saura Iberia, Flamenco y la reciente Buñuel y la mesa del rey Salomón, la voz de Estrella es la que se escucha en Volver, de Pedro Almodóvar, cuando la protagonista, interpretada por Penélope Cruz, canta el clásico de Gardel y Le Pera en versión flamenca.
Se dice que uno de sus espectáculos más aplaudidos fue el que estrenó en 2005 con el nombre de Estrella 1922 en el que, mientras hilvanaba su repertorio, realizaba una recreación del Primer Concurso de Cante Jondo, celebrado en la Alhambra de Granada aquel mismo año. El espectáculo fue pensado como un homenaje a la famosa Pastora, “la Niña de los Peines”, una de las cantaoras más apreciadas por Morente: “Ella es mi preferida, la que cantó con más afinación y quejío”, subraya.
Su primer disco, Mi cante y un poema, apareció en 2000, bajo la supervisión de su padre. En cambio, su proyección internacional está ligada al nombre de Peter Gabriel y su sello Real World. “Podré ser más gitana o menos gitana, no importa, porque lo que me define es el alma que le pongo a lo que canto. Y es el alma la base del flamenco”, afirma Morente, una artista que con los años va sumando seguidores de diversa procedencia: “Me gusta que venga a verme un público bien variado, desde estudiantes a rockeros y entendidos, de cualquier parte: el público cambia en cada sitio, como la comida, el idioma y el acento”. Casada con el torero Javier Conde y madre de dos hijos, Morente espera, dice, “de-sarrollar mi arte para acompañar a la gente: no busco mi propio triunfo, sino el milagro de engrandecer a mi entorno”.
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