Mar 01.11.2011
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TEATRO › FESTIVAL NACIONAL DE TEATRO EN EL ESPACIO CULTURAL NUESTROS HIJOS (ECUNHI)

El cuerpo y su relación con la política

A la tercera edición del festival, se suma el primer Encuentro Sudamericano de Danza y Políticas. Guillermo Parodi, director de la muestra, y la coreógrafa Gabily Anadón aportan opiniones sobre esta actividad que no cesa.

› Por Hilda Cabrera

Venga y vea fue el título de la primera edición del Festival Nacional de Teatro, en el Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi). Era el año de la discutida transformación del predio de la ex ESMA en lugar destinado a la cultura. En un repaso ante el inicio del tercer festival, denominado Teatro y Comunidad, al que hoy se suma el primer Encuentro Sudamericano de Danza y Políticas (Danza e Identidad) –que ofrecerá espectáculos y encuentros en ese espacio y otras sedes–, Guillermo Parodi, director y coordinador de la muestra, y la coreógrafa Gabily Anadón, coordinadora de danza del Centro Cultural de la Cooperación (que presentará su libro El milagro al borde del estado), aportan opiniones sobre esta actividad que no cesa, a pesar del golpe que produjo el caso Schoklender en quienes están a cargo del ECuNHi, que depende de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Estos festivales –que se desarrollarán entre hoy y el domingo 13 (teatro), y desde el jueves 3 hasta el 10 (danza)– adquieren singular relevancia por la voluntad de los organizadores de afirmar lo hecho, más allá de la “devastación anímica” y las dificultades económicas. “Por los asuntos de público conocimiento, aún no hemos podido rehacer los contactos con algunos organismos y entidades, ni firmar nuevos contratos que, aun cuando los valores son simbólicos, legalizan los acuerdos. Pero los artistas han respondido, y el Festival se hace”, sintetiza Parodi. De esa voluntad surgieron los cuarenta espectáculos (incluidos algunos en preparación) que se ofrecerán en el ECuNHi y otras sedes. “La danza es central en este programa que funciona desde hace cinco años en el Centro Cultural de la Cooperación. El propósito es acercar la práctica de la danza a disciplinas más generales, como la sociología y la política”, puntualiza Anadón, creadora –entre otros montajes– de El milagro, donde cruza texto, danza, filosofía y sociología.

–¿Qué se logró en esos cinco años de investigación?

Gabily Anadón: –Nada es casual, desde el comienzo hasta hoy, esa apertura se fue dando en otros países de América latina. Brasil ya venía organizando festivales de estas características. La propuesta es pensar el cuerpo en relación a las políticas culturales, las disciplinas sociales, filosóficas y antropológicas y los discursos del cuerpo (danza contemporánea, danza-teatro y performances). Significa preguntarnos qué tipo de cuerpo ponemos en escena. Uno de los elementos que el arte conceptual ha proporcionado a la danza reside en la importancia que adquieren los procesos intelectuales en relación a los puramente formales.

–¿Supone tratar la realidad desde una visión interior, expresionista?

G. A.: –Las tendencias en la danza, como en otras artes, van y vienen. Hoy experimentamos sobre lo mucho que se ha investigado y replanteamos todas las vertientes.

–¿Qué descubrieron?

G. A.: –Que podíamos asociar problemáticas tradicionalmente separadas de la danza, siempre más cerca de las formas. La danza tiene un nacimiento “casi pantomímico”, el teatro, en cambio, ha podido dialogar sobre cuestiones críticas respecto de la sociedad y la política. Cuando la danza salía de lo formal o técnico, parecía quedarse sin herramientas. Observábamos que la importancia del cuerpo disminuía, y no sólo dentro de esta disciplina. La sociedad perdía al cuerpo o se vinculaba a él desde otro lugar.

–¿Desde la obligación de mostrarse perfecto?

G. A.: –El sociólogo y antropólogo francés David Le Breton dijo en algún momento que nos liberaríamos del cuerpo el día que dejemos de pensar en él. Esa obsesión por el cuerpo está ligada a la búsqueda de la eterna juventud, muy vinculada con lo superficial, con las cirugías...

–¿A lo que se llama “mercado del cuerpo”?

–Justamente, la danza conceptual nos propone un cuerpo que está más al nivel de lo cotidiano, con otros códigos de belleza, donde la hermosura esté más cerca de nuestras posibilidades. Todavía nos falta crecer mucho en esta materia.

Guillermo Parodi: –Relaciono estas ideas con el teatro, y compruebo que, de una manera más abstracta, la danza va incorporando nuevos relatos escénicos. Por eso, prefiero hablar de “hecho escénico” antes que de danza y teatro por separado. Hoy, encontramos obras donde el relato es más vivencial y desordenado, pero donde el cuerpo adquiere importancia primordial.

G. A.: –A veces no sabemos si un espectáculo es teatro, danza o performance, y nos preguntamos cómo llamarlo. Una de las propuestas del programa danza y políticas pasa también por encontrar una terminología para “contar estéticamente” nuestro trabajo.

–¿Por eso asocian danza con identidad?

G. A.: –Este es un tiempo histórico donde nos sentimos fortalecidos. Antes no nos mirábamos, estábamos pendientes de lo que venía de Europa o Estados Unidos. Cuando organicé la convocatoria para este encuentro y decidí que fuera sudamericano, obtuve una respuesta inmediata. Todos querían participar de los montajes, las charlas, las mesas de trabajo y las exposiciones interculturales, como la de la etnia wichí, del Chaco. Llegó el momento de mirarnos hacia adentro, ocuparnos y crecer. En este programa –que se realiza en coproducción con Espacio Reverso, el Centro Cultural de la Cooperación y Coreógrafos Contemporáneos Asociados (Cocoa), más el apoyo del Incaa– incluimos una Jornada Latinoamericana de Videodanza muy interesante (el miércoles 9, a las 21, en el Espacio Gaumont, con curaduría de Silvina Szperling). Salvo en el caso de las danzas populares y rituales, nuestra disciplina tiene una historia de elite, con lo cual requiere mucho esfuerzo “volverla pueblo”.

G. P.: –Pienso en el cuerpo y en el espacio que estamos ocupando, en esto que fue la ESMA, que entre todos logramos convertir en espacio cultural, y me pregunto qué pasó con los cuerpos aquí, donde fueron sometidos y anulados, para que ahora estemos reflexionando sobre el cuerpo.

–¿Esa transformación es la que plantea al asociar teatro y comunidad?

G. P.: –Los términos tienen su lógica. Al primer festival lo titulamos Venga y vea, al siguiente Celebración y a éste Comunidad. Venga... proviene de una película rusa de Elem Klimov (Masacre, venga y mire) sobre un episodio de la Segunda Guerra Mundial. Es la historia de un niño en medio de la devastación provocada por las tropas alemanas de ocupación. Jugábamos un poco a eso, a mostrar que en un lugar de horror y padecimiento habíamos creado obras. El término de Celebración, para el segundo festival, lo tomé de una película danesa que me había impresionado mucho (La celebración, de Thomas Vinterberg), pero no tiene relación con el contenido, porque lo que nosotros estábamos mostrando no era un conflicto familiar, sino la vitalidad de los compañeros para lograr algo. Esa era nuestra celebración.

–¿Y esta vez?

G. P.: –A los que estamos trabajando en el ECuNHi, el caso Schoklender nos dejó pasmados. Por momentos, sentíamos que nos arrasaba. Parecía imposible organizar el festival, pero me mandé. Teníamos que rehacer los contactos institucionales y reconstruir lazos. En esta edición nos apoyan el Instituto Nacional del Teatro y el Incaa y colaboran el Centro Cultural de la Cooperación y el Centro Cultural Caras y Caretas, pero como no podíamos contar con los demás organismos y entidades, llamé directamente a la comunidad artística. Decidí que era necesario defender el espacio y todo lo que habíamos logrado. Que había que continuar “a pesar de”.

–¿Una interrupción equivalía a una derrota?

G. P.: –Claro, habíamos creado un bastión. Era nuestro trabajo. Y, como siempre, la comunidad respondió, y con más ganas. Se trataba de sacar los cercos, de dejar a un lado las banderías y los pensamientos que pudieran sectorizarnos. Y nos juntamos así, atravesando márgenes y contornos, ocupándonos de comunicar y seguir plantando.

G. A.: –La comunidad artística está menos estructurada que otros sectores. Lo manifiesta en la actividad que desarrolla y en el contacto que mantiene con la sociedad. Antes, para presentar una obra, uno creía necesario alquilar un megateatro, con todo el equipo técnico. Hoy, los formatos son otros, y las nuevas generaciones saben que pueden expresarse en espacios menos convencionales y que tendrán un público dispuesto a esa modalidad.

G. P.: –Insisto en que lo importante es no interrumpir el trabajo. Este año tenemos alrededor de 40 obras, y algunos estrenos, como el espectáculo de danza Estado de gracia, de Mariela Rugeri, que se presenta en la Cooperación (el viernes, a las 21). Cobramos una entrada general de 30 pesos, por falta de recursos. La excepción es la obra de Rugeri, que es accesible (45 pesos). Y seguimos avanzando. En la edición 2009 habíamos programado seis obras. Tuvimos que posponer el festival a causa de la veda que impuso la gripe porcina y cuando retomamos, seis meses más tarde, alcanzamos a presentar veinte, y con músicos en los jardines. El año pasado contamos con cincuenta y dos espectáculos, incluidos los musicales, y este año rondamos los cuarenta. La programación coordinada por Gabily nos da más fuerza. Nos afirma.

G. A.: –El programa de danza está más orientado a las ponencias sobre el quehacer escénico que a los espectáculos. Organizamos mesas de trabajo y eventos, como los de La Pata Local (IUNA), el Ballet del IUNA (con Precaria muerte, de Roxana Grinstein), el de la Universidad Nacional de Cuyo y la Compañía El Arbol, de Mendoza, con obras de Vilma Rópulo. La muestra incorpora diferentes estéticas, porque es importante aprender a convivir con lo que no acordamos, pero tirando todos para el mismo lado.

Toda la data

El Espacio Cultural Nuestros Hijos se encuentra en Av. del Libertador 8465 (entrada peatonal). Ingreso con automóvil: Comodoro Rivadavia 1273. Tel. 4703-5089. Entrada general: 30 pesos, en venta en el ECuNHi, en efectivo. Tanto para los espectáculos pagos como gratuitos, las localidades son limitadas, sujetas a la capacidad de las salas. Horario de boletería: lunes a viernes, de 14 a 21.30; sábados, de 15 a 22, y domingos, de 15 a 21. La programación puede consultarse en www.nuestroshijos.org.ar/eventos. El programa de danza se desarrolla en el ECuNHi, Centro Cultural de la Cooperación, Av. Corrientes 1543. Tel. 5077-8000 (e-mail: [email protected]), y el Espacio Gaumont, Av. Rivadavia 1635 (www.cinesargentinos.com.ar). Más información en www.espacioreverso.com.ar.

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