Viernes, 20 de enero de 2012 | Hoy
TEATRO › CARLOS BELLOSO, DIRECTOR DE UN POCO ME MOLESTA, PERO UN POCO NO
Aunque en la obra que estrena hoy es otro el actor que pone el cuerpo, Belloso conoce el paño como para guiar a Pablo Picotto.
Por Cecilia Hopkins
Dirigidos por Carlos Belloso, Criticonas y su secuela, Criticonas 2, fueron dos espectáculos que tomaron como eje el stand up, si bien el segundo se propuso enmarcarlo en una situación teatral. Pablo Picotto, quien revistaba en el elenco de ambas obras, estrena hoy Un poco me molesta, pero un poco no, su primer unipersonal, también bajo la dirección de Belloso, en el Paseo La Plaza. “Siempre aconsejo a los buenos actores que hagan un unipersonal”, afirma el director en diálogo con Página/12. Pocos tan autorizados como él para dar cuenta del antes y el después que constituye para un actor el estreno de un trabajo en solitario: luego de 8 años de formar dúo con Damián Dreizik en Los Melli, Belloso se animó a estrenar Pará, fanático, un unipersonal que, según cuenta, le permitió descubrir la gama de herramientas expresivas que ignoraba que tenía. Una obra que, por otra parte, sigue reponiendo cada vez que puede.
Según Belloso, “el unipersonal permite al actor estimularse, crecer con armas nobles, concentrar toda la energía en sí mismo para entonces darse a conocer”. Haber realizado ese recorrido fue, en su experiencia, algo decisivo. Luego de Pará, fanático, Belloso recibió ofrecimientos para hacer publicidad, actividad que primero lo acercó a la televisión y luego al cine. A pesar del éxito conseguido, el actor no dejó de estrenar unipersonales. Después del primero vinieron el exitoso Dr. Peuser, Ojo y el último, Escaparate, espectáculo en el que el actor une filosofía y magia. Según Belloso, el show humorístico surgió cuando, recopilando conceptos filosóficos, el actor encontró un número de escapismo para ilustrar “el recorrido y la búsqueda de un hombre a través de la distancia y el tiempo que lo separan de los anteojos que lleva puestos”.
Un poco me molesta... es el primer unipersonal de Picotto. Cuando Belloso asistía a los primeros ensayos, pensaba en que el actor debía acompañar su desempeño con un objeto que fuese el eje de su relato, que lo ayudara a desplegar situaciones. “Yo lo llamo ‘objeto corazón’”, resume el actor y director. Este objeto terminó siendo un lavarropas, una metáfora perfecta, según Belloso, para referirse al mundo de estos personajes, todos integrantes de la misma familia. Así, la ropa de todos –sucia o limpia, según el caso– se encuentra revuelta en el interior del lavarropas, lista para que el intérprete se transforme en uno u otro personaje. Asimismo, el “objeto corazón” logra que el espacio también se multiplique: pasa de ser el mostrador de la bulonería que atiende el padre de la familia a la nave espacial que el más chico conduce en sus ensoñaciones. “Es gracioso que todos los personajes tengan la misma cara: es la familia perfecta”, acota el director.
Según explica Belloso, el show retrata a gente común y desarrolla con humor las anécdotas de cada personaje, haciéndolas estallar en forma de delirio. Entre sus personajes se destacan la abnegada Edith, su marido Gerardo, ambos padres de Ramiro, el hijo rastafari, y de dos más: la joven que trabaja en un call center y el pequeño que pasa el tiempo imaginando situaciones. El abuelo Nicola, por su parte, es quien utiliza más seguido la frase que da nombre al espectáculo: “El título define lo que es esta familia conviviendo”, adelanta Belloso.
“Me gusta dirigir obras sin una producción pretenciosa, tal vez porque me gustó siempre lo artesanal”, cuenta el director y agrega: “Para mí, lo más importante es lograr que se luzca el actor y que el texto sea el resultado de una creación propia”. Como para Belloso el humor nunca impide la reflexión, Un poco me molesta..., según destaca, “no solamente hace reír sino que permite un pensamiento profundo sobre los temas que toca: la incomunicación, la falta de posibilidades que existe para alguien que quiere salir del círculo de la familia, la hostilidad del afuera”. Y agrega: “El espectáculo se transforma en un espejo deformante que resalta como si fuese una lupa las necesidades de todos los miembros de esta familia. Desde los griegos que las historias de familias sirven para hablar de los hombres, porque ofrecen un espectro amplio de singularidades para posibilitar la identificación”.
*Un poco me molesta, pero un poco no. Paseo La Plaza, los viernes a las 21.
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