Dom 02.09.2012
espectaculos

TEATRO › VERSION ESCENICA DE LA NOVELA EL TUNEL, DE ERNESTO SABATO

Un clásico que exige nuevas lecturas

A diez años de su última función, Roberto Ibáñez y Andrés Bazzalo reestrenan la pieza teatral en la sala El Tinglado.

› Por Cecilia Hopkins

“La diferencia entre un novelista y un loco es que el novelista puede ir hasta la locura y volver”, dijo Sabato a propósito de El túnel, obra de ficción que narra la desesperada confesión de un hombre que mató a la mujer que amaba. A esta obra publicada en 1948 debió el autor su reconocimiento internacional amén de los elogios de Albert Camus y Thomas Mann, entre otros. Inspirado en el pensamiento existencialista afín a la época, el relato de Juan Pablo Castel, el joven artista plástico que se enamora de María, a su parecer, la única persona capaz de comprender su arte, está atravesado por temas tales como la búsqueda del absoluto, la incomunicación y el amor como antídoto contra la soledad. Estrenada en versión teatral por Roberto Ibáñez en 1996 bajo la dirección de Andrés Bazzalo, El túnel recorrió Europa y Latinoamérica. A 10 años de su última función, Ibáñez y Bazzalo están prontos para el reestreno. Será hoy en El Tinglado (Mario Bravo 948).

El montaje continúa fiel al texto original, “apenas organizado teniendo en cuenta el devenir dramático”, según explican el director y el actor en diálogo con Página/12. “Ni antes ni ahora buscamos cambios en el texto: la palabra literaria brilla con toda su intensidad sin ningún coloquialismo”, aseguran. En cuanto a otros aspectos, advierten que de la puesta original quedan muchos elementos, aunque de ningún modo realizaron “un trabajo de exhumación de aquella experiencia”. Los cambios más notables, según adelantan actor y director, tienen que ver con la necesidad de no dar tanta información al espectador acerca de los lugares donde se produjeron los hechos narrados por el protagonista, ateniéndose a un espacio despojado: “No se sabe si está en la cárcel o encerrado en su propia cabeza”, destacan. Respecto de la puesta original se mantiene a ultranza, según subrayan, la intensidad del relato del personaje que rememora obsesivamente las circunstancias que lo llevaron al crimen. Dice Ibáñez: “El recuerdo no lo libera a Castel sino que, por el contrario, se ve en la obligación de repasar todos los detalles de su historia, como si quisiera lograr que alguien lo comprenda”. En este sentido, la puesta tiene el objeto de integrar a los espectadores como destinatarios de la confesión del protagonista. Según relatan, El túnel mantuvo el interés del público en países en los cuales fue visto, como en Bulgaria, sin traducción simultánea. En muchos casos, el espectáculo fue invitado a diversas universidades: “En Chile, durante un congreso de literatura, llegamos a hacer una función para 2000 espectadores”, recuerdan.

–¿En qué creen que puede variar la recepción de la obra?

Roberto Ibáñez: –El texto tiene una potencia tal que después de pasados los años sigue resonando con fuerza. En relación al aislamiento del protagonista, hoy creo que este tema se agravó. Con el desarrollo de la tecnología comunicacional vemos que las relaciones se han vuelto más distantes y las dificultades de comunicación crecieron. Sabato ya advertía en sus escritos el peligro de que la tecnología podría acentuar la soledad del hombre.

Andrés Bazzalo: –Hay muchos temas que siguen vigentes, incluso para los más jóvenes. El túnel es un clásico de la literatura argentina y hace años que se lee en la secundaria. A los adolescentes les impacta leer acerca de cosas que a ellos mismos les sucede: la experiencia de la soledad, el sentirse diferentes, la sensación de vulnerabilidad. El túnel representa también lo que uno quisiera hacer y no se anima.

–¿Cuál es el punto de vista del espectáculo en relación con el protagonista?

A. B.: –Nosotros nos ponemos del lado del personaje de Castel con la idea de comprenderlo. Porque hubiera sido fácil condenarlo como a un loco. Por supuesto que no se trata de justificar un crimen. La novela habla de una relación oscura y compleja, en la que ambos, el que mata y la que es asesinada, juegan con los límites del peligro.

* El túnel va los domingos 20.30 en El Tinglado, Mario Bravo 948.

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