Mié 28.08.2013
espectaculos

TEATRO › TALLERES DE TEATRO PARA ADOLESCENTES EN TECNóPOLIS

Invitación a la creatividad

La actividad se realiza los jueves y viernes en el pabellón de la Secretaría de Cultura, coordinada por profesores de Timbre 4 –el espacio independiente de Claudio Tolcachir– y dirigida a chicos de la villa 21-24 de Barracas, de diferentes edades.

› Por María Daniela Yaccar

Lo interesante de Tecnópolis es que democratiza, que pone al alcance de todos, gratuitamente, la ciencia y la tecnología. Y es también interesante que un porcentaje alto de los visitantes lo conformen chicos y adolescentes. Entre 2011 y 2012, visitaron el predio un millón de estudiantes de escuelas de todo el país. Al recorrer atracciones específicamente pensadas para ellos, pueden entender que la ciencia y la tecnología no son esferas inalcanzables, que son de ellos también. La misma idea atraviesa los talleres de teatro que tienen lugar en el pabellón de la Secretaría de Cultura, coordinados por profesores de Timbre 4 –el espacio independiente de Claudio Tolcachir– y dirigidos a chicos de la villa 21-24 de Barracas, de diferentes edades.

El arte, el teatro, también es cosa de todos. Esta es la idea que se hace carne una mañana soleada, de mucho, mucho frío, en la que alumnos de la Escuela Media Nº 6 del distrito escolar 5 llegan al pabellón de la Secretaría, que está a pasos del robot de 42 metros que instaló el grupo Doma. Los estudiantes llegan tarde, en micro. Explican, al llegar, que el viaje fue largo. Son preadolescentes de primer año. Los profesores tienen que lidiar con el hecho de que el tiempo se acortó. De por sí, es muy complicado intentar que los chicos se acerquen al teatro en una hora y cuarenta y cinco minutos. Más difícil es aún si se cuenta con media hora menos. Pero los profes lo intentan, pese a las resistencias típicas de la edad.

La actividad funciona los jueves y los viernes, desde el mediodía. En cada jornada se recibe a un grupo diferente (está dirigido a chicos de jardín, de primaria y de secundaria). “Trabajamos en base a las necesidades de cada grupo”, apunta Inés Cejas, una de las docentes. Los alumnos llegan, participan del taller de teatro y después se abocan a recorrer el enorme predio de Villa Martelli, como lo hacen todos los grupos de estudiantes. Esta es una iniciativa conjunta de la Secretaría de Cultura de la Nación, Timbre 4 y la Casa de la Cultura Villa 21 Barracas, que se inaugurará el 9 de septiembre. El barrio más pobre de la ciudad tendrá su espacio para el arte y la cultura, en parte construido por sus vecinos. Sobre el taller de teatro, la subsecretaria de Gestión Cultural, Marcela Cardillo, explicó: “Apuesta a la inclusión desde una perspectiva por demás interesante, ya que invita a chicos de un barrio vulnerable a ampliar sus posibilidades de expresión y participación en el plano artístico, a explorar nuevas formas de conocer y reconocerse. El teatro invita al juego y a la creatividad. Además, Timbre 4 es un grupo con una trayectoria de calidad y vasto reconocimiento tanto en el plano nacional como en el internacional”. Los coordinadores generales de la actividad son Lautaro Perotti y Diego Faturos.

Esta mañana de viernes, cuando un sol fuerte se filtra por los gigantes ventanales del pabellón, llegan más de cuarenta chicos. No bien ponen un pie, las mujeres quieren ir todas juntas al baño (¡como siempre!). Los profesores se miran preocupados: será una tarea difícil, deben estar pensando. Efectivamente, las chicas van en manada a unos baños químicos que están detrás del escenario. Cejas, la docente, les pide insistentemente que dejen por ahí la mochila, las camperas y cualquier pertenencia personal que pueda estorbarlos para la actividad. Algunos le hacen caso, otros no. Sí: no les será fácil a los docentes convencer a un grupo de adolescentes para trabajar en equipo y acercarse al teatro, pero valdrá la pena. Algo se van a llevar. A los profesores –que están equipados con un micrófono, si no su trabajo sería insalubre– se los ve cancheros para manejar al grupo.

Es notorio como a los chicos les cuesta desprenderse de la tecnología, dejar por un rato el teléfono celular, interrumpir las fotos para meterse en el mundo real. Algunos siguen con los auriculares puestos. Pero el taller de a poco empieza a tomar forma. Los ejercicios que los profesores –Cejas, Daniel Begino, Soledad Sauthier y Maite Velo– les proponen son una mezcla de educación física y de teatro. Son más juegos que otra cosa. El teatro a veces está en las cosas menos pensadas: actividades como la mancha, un juego de lo más tradicional, tienen un componente que tiene que ver con el teatro, aunque a simple vista no lo parezca. Los chicos se encienden con la mancha cadena. “La idea es jugar un ratito”, apunta Begino. “Cuando sale un juego de cinco minutos ya ganamos: hay mucha resistencia al juego y a la comunicación en esta edad”, explica. “El deporte plantea algo similar al teatro pero desde una realidad más cercana”, aporta Sauthier.

“Vamos a jugar al vóley”, propone Begino y el grupo festeja. Cuando dice que la pelota es imaginaria, se ven algunas caras de frustración. “No quiero jugar”, se queja alguien, y Cejas, la profe, es rápida para responder: “Pero estamos jugando todos juntos”. Entonces la chica que se estaba yendo de la cancha vuelve a sumarse. En este vóley de pelota imaginaria, el desafío consiste en nombrar al compañero que tiene que agarrar la pelota y pierde el que se queda mucho tiempo con la pelota encima. Acompañados por maestros de su escuela, los chicos juegan otra mancha y después se unen a una ronda de despedida. “Lo más importante es que se diviertan, que jueguen, que estén unidos. Es nuestro mayor objetivo”, dicen los profesores, que se refieren al taller como un conjunto de “actividades de integración”. En este caso estaban participando dos grupos de la misma escuela, que en el establecimiento educativo no se habían encontrado antes en una actividad como ésta.

“Estuvo bueno porque conocimos gente nueva”, dicen, justamente, Soraida y Soledad, dos chicas que se quedan un ratito a conversar con Página/12 mientras el resto sale disparando a disfrutar de la excursión. Están en Tecnópolis por segunda vez y están ansiosas por meterse en Cuerpo Humano, la exposición de los diferentes sistemas del cuerpo y del esqueleto, que presenta especímenes reales. De yapa, tuvieron un primer acercamiento al teatro.

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