espectaculos

Martes, 16 de diciembre de 2014

TEATRO › OSMAR NúñEZ PROTAGONIZARá LA OBRA TESTOSTERONA, EN MULTITEATRO

“Podemos ser peligrosos si no pensamos”

Desde el viernes 26, el actor encarnará al director de una poderosa empresa de medios, en una adaptación de una obra de la mexicana Sabina Berman. Entre contradicciones amorosas y competencias laborales, se filtran “deseos y broncas de seres que se necesitan”.

 Por Hilda Cabrera

Cuando ganar espacios de poder implica enfrentar contradicciones amorosas no extraña que se generen situaciones límite. La autora mexicana Sabina Berman imaginó una de esas situaciones en Testosterona, título que en esta ficción alude al ungüento hormonal que convierte en aguerrido luchador a quien lo utilice, sea varón o mujer. Esto viene a cuento porque el personaje de Antonio, director de una poderosa empresa de medios, aconseja a su ex alumna Miky –con cargo y en competencia con Beteta, otro jerárquico– qué actitudes tomar para ser elegida y ocupar su lugar cuando él desaparezca.

Berman (también ensayista y directora de teatro y cine) cruza elementos característicos de una primera plana, controversias en torno de la desigualdad de género y la competencia laboral y conflictos sobre los “deseos y broncas de seres que se necesitan”. Este último apunte corresponde al actor Osmar Núñez (premios Podestá y Florencio Sánchez 2014), protagonista de Testosterona, un estreno del viernes 26 en Multiteatro, donde el rol de la ex alumna corresponde a Viviana Saccone. Dirige Daniel Veronese, fundador del grupo El Periférico de Objetos, autor de numerosas obras, algunas reunidas en sus libros Cuerpo de prueba y La deriva, y director de espectáculos propios y ajenos, entre otros, Los hijos se han dormido (versión de La gaviota), La muerte de Marguerite Duras, de Eduardo “Tato” Pavlovsky, y La última sesión de Freud, de Mark St. Germain. Sin alejarse demasiado de los temas tipo primera plana reunidos por Berman, la condición arribista del hombre y de la mujer no parece ser el centro de esta versión de Veronese, pues –se sabe– el enfrentamiento no se da sólo entre varón y mujer sino en todos aquellos que intentan un asalto al poder. “Veronese no puede dejar su lugar de dramaturgo y nosotros necesitábamos que la obra fuera tomando un camino distinto. El argumento se mantiene, pero algunas situaciones de maltrato de género desaparecieron”, aclara Núñez en esta entrevista.

–La obra de Berman transcurre en una Nochebuena de fuerte nevada. ¿No hubo adaptación?

–La tormenta de nieve es una fantasía de la autora, pero aunque no se mencione, me animo a pensar que transcurre en Nueva York, en un edificio de oficinas ocupado por personas con poder.

–¿Un privilegio que presagia la eliminación del que se atreva a arrebatarlo?

–Sí, porque hay un tercer personaje, que no se ve, pero está presente en el diálogo de Antonio y Miky. Este que no aparece es un personaje espía, bastante siniestro, que hará lo imposible para llegar adonde quiere ir.

–Y que perturba, aunque el encuentro es “a puerta cerrada”...

–Este encuentro es revelador para los personajes. Un momento clave. Tendrán que reconocer la existencia de otras necesidades y no permitir que la ambición ensucie el amor. Antonio atraviesa una crisis personal que lo muestra indeciso. Es verticalista, y recibe una noticia que lo saca de su eje. Debe prepararse para dejar su lugar de mando, y ese descenso es, por otras circunstancias, muy especial, muy doloroso.

–¿Qué decide a un actor aceptar una obra?

–En mí, la necesidad de encontrar la vía que me conecte con el personaje desde la primera lectura. Si no la descubro es mejor que me separe del proyecto. Otro aspecto fundamental es la experiencia con los compañeros y el director. Saber hacia dónde queremos ir. Esa es la parte más hermosa, porque compartimos distintas lecturas y hallamos diferentes colores en los personajes. Es uno de los momentos en que el director se da cuenta si el actor está o no está encaminado. Daniel sabe mirar. Con él trabajé en Mujeres soñaron caballos (versión libre de La gaviota), Un hombre que se ahoga (adaptación de Tres hermanas) y Espía a una mujer que se mata (versión de Tío Vania). Aquellos eran procesos experimentales. Y ahora este nuevo trabajo... Creo saber qué espera de mí Daniel. Me ha pasado también con otros directores; con Dora Milea en El ángel de la culpa, de Marco Antonio de la Parra. En la construcción de una obra influyen la inteligencia emocional y la generosidad del director y de cada uno de los integrantes del elenco.

–¿Cuál es su experiencia al interpretar personajes reales?

–Para componer a Perón (en la película Juan y Eva, dirigida por Paula de Luque) leí todo lo que pude sobre él. En El aire alrededor, una obra de Mariana Obersztern para un ciclo de Biodrama, fue distinto, porque, cuando el personaje vive, tengo oportunidad de compartir sus experiencias. Lo que nunca hago es copiar. Para eso están los documentales.

–¿Cómo reacciona ante los “moralmente cuestionables”?

–Aunque el personaje sea un torturador, el actor tiene que buscarle el lado humano. En La mirada invisible, una película de Diego Lerman, compuse al señor Biasutto, jefe de preceptores. Un entregador de alumnos y padres de alumnos del Colegio Nacional Buenos Aires. La película trata sobre los días previos a la guerra de Malvinas (1982). Hice todo lo posible para encontrar y crear en mí las necesidades que me permitieran entender lo que este hombre había hecho. En ese camino, recordé y admiré el trabajo de Bruno Ganz cuando personificó a Adolf Hitler (en la película Der Untergang, El hundimiento, 2004). A los humanos nos tienta el mal, pero debemos cuidar de no hacer daño.

–¿Qué no haría?

–No lo sé exactamente, pero trato de ser mejor persona. Con Alejandra Darín hice Un informe sobre la banalidad del amor, de Mario Diament, que dirigió Manuel Iedvabni (una ficción inspirada en la relación del filósofo Martin Heidegger con Hannah Arendt, entonces una joven estudiante judía). Todos podemos ser peligrosos si no pensamos. El pensamiento crítico no nos ordena destruir.

–¿Cuándo se inició en la actuación?

–A los 16 años. Estudié en el Teatro Municipal de Morón, después con el maestro Antenor Sánchez y con Carlos Gandolfo. Hice un largo recorrido por distintos talleres y aprendí de los directores y de mis compañeros. El camino de la actuación es un camino codo a codo con los maestros.

–¿Hubo o hay actores en su familia?

–No, pero mi viejo “actuaba” los tangos que cantaba, y lo hacía muy bien. Me preguntaba qué quería escuchar y me permitía ser su espectador. Llegó a verme actuar, fascinado por todo lo que escapara de lo cotidiano. Era carpintero y le gustaba ver La noche de los actores, un programa que se emitía por Canal 13. Lo recordé cuando este año me entregaron un premio. Son esas cosas que a uno le vienen a la cabeza en los momentos de mayor vulnerabilidad. Algo me lleva a construir con lo que me da la vida. Soy una esponja: recibo y transformo. En Socavón, de Luis Cano, me inspiré en el movimiento de las manos de mi viejo, y en su comportamiento que a veces me asustaba y otras me hacía reír, porque era puro amor pero de carácter bravo. Tomar y transformar es mi propia sesión de psicoanálisis. La actuación es la transformación constante de las cosas y de la realidad que nos golpea. Si no lo hiciera dejaría de ser actor y me convertiría en “comunicador” de un personaje. Y eso no tiene sentido en ningún arte. Lo viví cuando estuve ante El doctor Paul Gachet, un óleo de Vincent Van Gogh, en el Museo de Orsay de París (donde se encuentra la segunda versión original de este retrato). Allí estaba la pintura que más amo y el doctor que imaginé a través de las cartas de Van Gogh a su hermano Theo y a su amigo Paul Gauguin.

* Testosterona, de Sabina Berman. Elenco: Viviana Saccone y Osmar Núñez. Escenografía: Alberto Negrin. Iluminación: Eli Sirlin. Vestuario: Laura Singh. Dirección: Daniel Veronese. Producción: Eloísa Canton y Bruno Pedemonti. Producción general: E. Cantón, Tomás Rottemberg y Bruno Pedemonti. Multiteatro, Corrientes 1283 (4328-0606).

Funciones: miércoles a viernes a las 21, sábados a las 21 y 23 y domingos a las 20.30.

Compartir: 

Twitter

Núñez, premio Podestá y Florencio Sánchez 2014, volverá a actuar bajo la dirección de Daniel Veronese.
Imagen: Leandro Teysseire
 
CULTURA Y ESPECTáCULOS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.