Mar 20.01.2015
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TEATRO › IMPROCRASH CELEBRA SU ANIVERSARIO CON UN NUEVO SHOW EN EL PASEO LA PLAZA

Diez años de lo más improvisados

El cuarteto de Rodrigo Bello, Charo López, Paula Farías y Luciano Barreda ofrece un show multimedial, que incluye una escenografía virtual proyectada en una pantalla operada por un VJ. Y, como siempre, el público elige el género y el título para que ellos improvisen.

› Por María Daniela Yaccar

“No existe otra cosa que haya sostenido durante diez años”, dice a Página/12 Rodrigo Bello, como para graficar la importancia que tiene en su vida Improcrash, un grupo de improvisadores irreverentes que nació en el under de la zona sur del Gran Buenos Aires (al principio, eran tan under que el público les revoleaba zapatillas) y que pisa desde hoy el escenario del coqueto Paseo La Plaza. Bello, Charo López (conocida por los sketches de Cualca), Paula Farías y Luciano Barreda están de cumpleaños: celebrarán sus diez años de existencia con un show multimedial, que incluirá una escenografía virtual proyectada en una pantalla operada por un VJ. “Ya estuvimos en La Plaza, pero haciendo un espectáculo para chicos, también de improvisación. Hasta ahora, nunca en la trasnoche: será un desafío”, sostiene Bello. Las funciones son los sábados a la 0.30, en Corrientes 1660.

Cuando empezaron, a los veintipico, en Ludovico –un bar de Temperley–, “la entrada salía 3 pesos, lo mismo que una grande de mu-zzarella”, compara Charo López. “El primer vestuario lo hicimos con pijamas que compramos en el Ejército de Salvación”, recuerda. Hubo un momento en el que empezaron a salir todos al escenario vestidos íntegramente de negro. Parecían más una banda de pop que un grupo de teatro. Y también otro momento en el que empezaron a jugar en las grandes ligas. Hicieron largas temporadas en lugares importantes, hicieron vibrar el Konex y viajaron por el mundo llevando el difícil arte de hacer reír (y sin un texto predeterminado). ¿Cómo se les dio todo esto? ¿Cómo fue el pasaje? “La realidad es que laburamos mucho”, resume López. “En nuestros comienzos teníamos un sueño: ¡no volantear nunca más!”, agrega Bello.

En los espectáculos de Improcrash, es el público el que elige el estilo (el género) y el título de lo que va a ver, lo que hace a su trabajo aún más espontáneo y, también, más complejo. Al menos eso parece, visto desde afuera. “Esto es para incluir al público, para que se dé cuenta de que realmente estás improvisando”, explica López. “Qué mejor que sea él el que dé el puntapié de lo que vamos a contar. La gente sigue eligiendo el título y el estilo. Por supuesto que, igual, vamos cambiando. Tenemos nuevos títulos, otros los jubilamos, retomamos otros... Cada tanto nos sentamos y vemos qué podemos agregar”. En la presentación en La Plaza aparecerán nuevos estilos: cine de terror oriental, cine catástrofe, terror psicológico, telenovela brasileña y mexicana, entre otros. “Muchas veces siento que el show sucede en la cocina de un cumpleaños: el clima es íntimo. Y las historias que se generan suceden ese día y nunca más”, sostiene la actriz.

En estos diez años han hecho temporadas largas en ND/Teatro y en Velma Café. Pasaron por teatros, bares, playas, oficinas, barcos. Por distintas provincias (Salta, Córdoba y Santa Fe) y países (Perú, México, Colombia, España, Chile y Uruguay, entre otros). “Estoy sorprendido. La verdad es que esta década pasó muy rápido. Crecimos como personas, pero nuestro sentido del humor permanece”, concluye Bello. “Siento sorpresa, también. Nunca planeé que esto suceda. Se fue dando de una manera natural, orgánica, siempre. Cuando me di cuenta de que habían pasado diez años dije... ¡a la flauta, estamos viejos!”, evalúa López. Cada uno de los integrantes del grupo tiene proyectos por su cuenta, relacionados con el stand up y programas televisivos infantiles (por ejemplo, López y Bello estaban preparando uno para la Televisión Digital Abierta).

–¿Cómo se modifica el humor con el crecimiento personal?

Charo López: –Esto lo re siento. Siento mi crecimiento más en el escenario que en la vida personal. El show está muchísimo mejor. Noso-tros estamos más lúcidos, menos prejuiciosos, sin vergüenza respecto de lo que dirán. Le hemos perdido el miedo al público, a que no nos quiera o no nos acepte. Enloquecimos un poco, me parece. Los sentimientos están más a flor de piel. Estamos menos condescendientes con el público, eso hace todo más real. Crecés y vas tomando conciencia de todo. Hay chistes que ya no me causan gracia, como los que hablan de prostitución o de maltrato.

Rodrigo Bello: –Crecimos y nos fuimos formando una ideología. Nuestro humor está enfocado en un lugar, en una idea. Cuando hacemos reír, mostramos lo que pensamos. Y sobre esos chistes que dice Charo que no le causan gracia, pienso que hay un proceso social: hay gente a la que no le gusta más ese humor. Y nosotros hacemos que el público tome conciencia de eso: cuando nos proponen un título que involucra algo que no nos gusta, somos menos condescendientes.

–¿Cómo se sostienen diez años de trabajo grupal? ¿Los une, además de la improvisación, una amistad?

R. B.: –Pasamos por distintas etapas: vivimos juntos en Madrid en un dos ambientes, no nos hablamos por tres meses, hicimos análisis grupal, trabajando productivamente con dos psicólogas... Estos dos últimos años sostuvimos un espacio en el que nos planteamos un crecimiento. ¡Un saludo a Pichon-Rivière! (risas) En esos lugares tenemos un espacio de trabajo. En la vida personal no somos amigos al ciento por ciento.

C. L.: –Tampoco somos enemigos.

–¿Los egos nunca pesaron? Es muy coral lo que hacen sobre el escenario.

R. B.: –Rompimos con eso. Un grupo no es sólo el escenario: se sostiene por cosas que pasan por otro lado también, como el monotributo. Los egos los vamos acomodando. Nos necesitamos para actuar. La dinámica grupal está sostenida por otras dinámicas, aunque la del escenario sea la que mejor funciona.

–Han viajado por el mundo. ¿Recuerdan alguna presentación en particular?

C. L.: –En Brasil, apenas salimos, nos abuchearon un montón. Yo pensaba: “¡Todavía no nos conocen! ¿Por qué no nos quieren?”. Era un festival en el que había gente de muchos países y tuvimos la suerte de ser abucheados. Pero fue un desafío tratar de revertir eso. Bueno, esa anécdota es una chotada... lindas hay miles. En España fue donde estuvimos más. Seguimos teniendo comunicación con gente que nos fue a ver.

R. B.: –En España hicimos una función para 900 monjas. Es una situación que no voy a vivir más en mi vida: 900 monjas riéndose de chistes de monjas.

–En los últimos años vive su auge el stand up. ¿Qué pasó con la improvisación? ¿Se quedó atrás?

C. L.: –Hubo un boom hace un par de años. Había muchísimos grupos en puntos diferentes y fueron quedando en el camino. Hay, igual, bastantes grupos. Algunas personas hacen stand up e improvisan mucho a la vez. La impro, el stand up y el clown están juntos, o deberían estarlo. La esencia es la misma. Supongo que la impro volverá a estar de moda.

R. B.: –Los grupos de improvisación tuvieron un boom, después el stand up ganó terreno en un montón de espacios que la impro no desarrolló, como la televisión. Hacer stand up hoy es técnicamente más fácil porque lo hace una sola persona.

–¿Qué le dirían a alguien que recién empieza a improvisar? ¿Qué es lo más importante para ser un buen improvisador?

C. L: –Que no se preocupen, que no se peleen, que no pierdan tiempo viendo quién es el mejor. Que traten de ser felices arriba del escenario, eso es lo más importante. Uno se preocupa por muchas cosas, pero si te divertís arriba del escenario, la gente se divierte y todo funciona.

R. B.: –Esa es la forma con la que generamos empatía con la gente. Y es lo que te da un lenguaje. Hay grupos que copian a otros. Eso no es orgánico y no comunica. Un secreto es no copiar y divertirse.

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