TEATRO › PARTE DE ESTE MUNDO, IMPROVISACIóN SOBRE CARVER
› Por Paula Sabatés
“¿Dónde está el escenario?”, pregunta un hombre a la joven que lo acomoda en un vértice de la mesa en forma de cruz que ocupa la sala. “No hay escenario”, responde quien –luego se sabrá– también es actriz. “¿Pero cómo? Si yo vine a ver teatro.”
Hay muchas formas de hacer teatro. Las formas “tradicionales”, si es que a esta altura existe tal cosa, y otras más alternativas. Eso explica la chica al señor, que no entiende. Frente a él tiene platos con pedacitos de tortilla de papas, tartas de atún y jamón y queso, y empanadas. También un pingüino con vino tinto, botellas de cerveza y aguas saborizadas. Todo fue preparado por los actores y responsables de Parte de este mundo, propuesta que en boletería se vende como un espectáculo teatral pero que, como le pasa al señor, se parece a otra cosa, al menos durante ese preámbulo. Porque es, justamente, una de esas otras formas del hecho teatral.
Basado en cuentos y poemas del estadounidense Raymond Carver y con dramaturgia general de Adrián Canale, el espectáculo está fuertemente apoyado en la improvisación, aunque de antemano los actores se ponen de acuerdo en quienes y en qué momento de los setenta minutos que dura la propuesta van a hacer cada texto. Además, cada función cuenta con un actor o actriz invitado, lo que hace que sea aun más irrepetible. La idea es que la acción salga de la comunión entre actores y público, que a menudo acota o pregunta algo, introduciendo nuevos disparadores para la representación.
Además de lo inusual de la propuesta, algo interesante es que el artificio teatral queda al desnudo. Hiperrealistas, las actuaciones de los actores (Tian Brass, Sergio Di Florio, Mariela Filkenstein, Silvio Palmucci, Ximena Viscarret y Mariela Zambelli) se apoyan en la conversación, simple y casual. Sin grandilocuencias ni imposturas, exploran la condición primera del teatro mismo, que es la comunicación. Por eso los actores se van levantando de la mesa ante la mirada confusa del comensal/espectador que tienen al lado, que ignoraba que quien tenía junto a sí era parte de la acción.
Con todo, si el riesgo que conlleva una propuesta de este estilo es que la calidad vaya en desmedro de la experimentación, algo de eso ocurre en Parte de este mundo. Si bien las historias que se cuentan son interesantes (uno llega a desear, incluso, que los cuentos de Carver se hagan en teatro “tradicional”), la improvisación hace que queden algo flojas, que pierdan su potencia. Algunas intervenciones parecen más de varieté y no evidencian el gran autor que hay detrás. Por otro lado, si no fuera por la explicación que hacen los actores al final, tampoco quedaría muy en claro el porqué de ese formato (la mesa, sobre todo); si se trata de una investigación o simplemente de ganas de romper con lo “común” para ser novedad.
De todos modos, el intento es más que válido porque pone sobre la mesa –literalmente y en sentido figurado– preguntas interesantes sobre el teatro y la escena, su status, sus fronteras y sus límites. También porque permite afirmar el rol del espectador como también productor de sentido, algo que ya no queda circunscripto únicamente al actor. Dicho de otro modo, se trata de un espectáculo que, aun con problemas, invita a reflexionar sobre el teatro en todas sus dimensiones. Y eso nunca es poca cosa.
Sobre textos de
Raymond Carver
Intérpretes: Tian Brass, Sergio Di Florio, Mariela Filkenstein, Silvio Palmucci, Ximena Viscarret y Mariela Zambelli
Producción: Mariela Filkenstein
Dramaturgia y dirección: Adrián Canale
Funciones: sábados a las 20.30 en el Galpón de Guevara, Guevara 362. Entrada: $150
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