Miércoles, 28 de septiembre de 2016 | Hoy
TEATRO › ANAHí RIBEIRO Y LA FRAGILIDAD DEL CIELO
La teatrista sitúa su pieza en la Alemania de 1800. “Me interesan las relaciones sociales de otras épocas”, dice sobre una obra en la que los mandatos parecen prevalecer sobre los sentimientos liberadores.
Por Cecilia Hopkins
Formada en actuación con Agustín Alezzo, la actriz, dramaturga y directora Anahí Ribeiro asegura que también le debe a su maestro el gusto por las grandes obras del pasado y una cierta forma de expresión que marca, según afirma, su propia escritura. “Me interesan las relaciones sociales de otras épocas –explica la autora en la entrevista con Página/12–, la ropa y la estética del pasado: no sabría escribir una obra ambientada en la actualidad”, sostiene. Desde hace un año en el Teatro del Pueblo (Diagonal Roque Sáenz Peña 943), su obra La fragilidad del cielo, habla por sí misma acerca de las preferencias de Ribeiro. En la pieza teatral, interpretada por Daniel Begino, Heidi Fauth y Silvina Katz, los hechos suceden en Alemania, en el 1800, en el marco de un ámbito decadente en el que los celos y los mandatos familiares parecen imponerse a la expresión de sentimientos liberadores.
Ribeiro también hizo radio, producción y, desde su estreno en el teatro Picadilly, es asistente de José María Muscari, director de Casa Valentina: “aprendo permanentemente del elenco”, afirma refiriéndose al entrenamiento que implica asistir a todas las funciones y detectar cualquier problema, como preparar reemplazos para esa puesta. Como directora, Ribeiro fue convocada para dirigir La buena suerte, obra de Lautaro Vilo, que hará su primera función el próximo 23 de septiembre en la la Casa Central de la Cultura Popular de la Villa 21 de Barracas, en el marco del programa Expresión y Desarrollo, que promueve la Fundación SAGAI. Otra de sus obras, Temporada de pestañas, fue una de las seleccionadas para el Concurso Contar, que organiza Argentores para estimular la presencia de obras locales en el circuito comercial de la ciudad.
–Llaman la atención los nombres de los personajes: Odell, Ilse, Otis, Zita...
–Me gusta pensar en los nombres antes que en la misma historia porque van traccionando cosas y dan el “color” al personaje. Ilse significa ‘bendición del cielo’, Bruno significa ‘oscuridad’ y esto los define.
–¿Qué le llamó la atención de esa época tan lejana?
–La estética de ese mundo, las relaciones sociales, la forma cómo se comunican las personas. La mujer tenía un rol sumiso extremo y si no tenía una herencia, quedaba dependiendo de la familia adonde le tocara trabajar.
–¿Por qué se refirió a un tiempo tan diferente al actual?
–Yo no podría escribir algo que sucede en el tiempo actual, porque la realidad nos pasa por encima y no creo que en teatro haya nada tan fuerte como lo que puede verse en las calles. Por eso prefiero investigar la historia y desde la fantasía construir un mundo que no se parece en nada a mi mundo cotidiano.
–¿Qué la motivó a escribir esta historia?
–Empezó a surgir con la búsqueda de la expresión del erotismo en una época en la que el cuerpo estaba totalmente cubierto. Para mí, la construcción teatral del erotismo se percibe desde los sentidos. En lo que huelen los personajes, lo que tocan, lo que oyen. La imagen tiene menos relevancia que ese encuentro de sentidos. La tensión erótica también se genera en los silencios y en la respiración de los personajes.
–¿Cómo es la recepción por parte del público?
–El espectáculo implica al espectador en esa relación de amor que puede crecer en un medio tan adverso. Son tres personajes que vienen del desamor más profundo. El poner la propia vida a disposición de otro, el amor incondicional, son temas universales que emocionan y permiten la identificación.
* La fragilidad del cielo, Teatro del Pueblo (Diagonal Roque Sáenz Peña 943), domingos a las 20
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.