TEATRO › “DE MAL EN PEOR”, POR R. BARTIS
El grito agónico de la burguesía
En la obra, programada en el Festival, se manifiesta la decadencia de una clase.
› Por Hilda Cabrera
Rogelio Rocataglione deja caer su cabeza sobre la palma de una mano. Sufre el desconsuelo de saber que no hay retorno para él ni para su familia, burgueses de finales del siglo XIX y comienzos del XX desalojados del paraíso. El dinero se les esfumó tras un mal negocio. No se les conoce un trabajo rentable pero, aún así, arruinados, abrigan la esperanza de mantener los hábitos de su clase, pertenecer a un club de alto nivel y compartir veladas en el Teatro Colón. Adoran dialogar en francés, tocar el piano o cantar algún fragmento de ópera. En el programa de mano de De mal en peor se aclara que la obra es un homenaje a la literatura dramática de Florencio Sánchez, escritor y periodista que nació en Montevideo en 1875 y murió en Milán en 1910, autor de piezas fundacionales como M’hijo el dotor, La gringa, Los muertos, En familia y Los derechos de la salud. En su dramaturgia, Ricardo Bartís no adapta obras; plasma una época y pinta una derrota que para estos burgueses nunca será total, como la de quienes viven de su trabajo y lo pierden, o la de aquellos que nacen pobres y mueren pobres. Indolente e histérico, jugador empedernido, Rogelio –a semejanza de quienes portan su mismo apellido, y de sus parientes, los Méndez Uriburu– vive el endeudamiento como un cataclismo al que sólo puede enfrentar envileciéndose. En esa penosa instancia capta a unos y otros este montaje que ocupa varios espacios del Sportivo Teatral.
El público es invitado en las funciones habituales (fuera del FIBA) a permanecer en una sala dispuesta con mesas y sillas, donde se ofrece café, coñac y vino. Durante ese tiempo previo a la función se completa el grupo de espectadores, siempre reducido, pues la intención es integrarlo a la casa. Luego se guía a los asistentes hacia un salón convertido en prolijo museo que exhibe utensilios, ropa, fotografías, manuscritos de vieja data y muebles. Allí, recostada en una cama, se encuentra Mary Helen Hutton, quien, según se informa, nació en Massachussetts y llegó a la Argentina en 1858, junto a otras 64 maestras estadounidenses contratadas por el gobierno que presidía Domingo Faustino Sarmiento para alfabetizar al pueblo. Se cuenta además que fue raptada por los indios araucanos y rescatada treinta años más tarde. La mujer ha sido beneficiada por el Estado con un título de indemnización y confiada en tutela a los Méndez Uriburu. Esta anécdota sirve a la dramaturgia de Bartís. Marca la degradación de los nombrados y los Rocataglione, parientes a partir de una boda y socios en un negocio que fracasa. La salvación llegará –creen– cuando logren apropiarse del título que la anciana Mary Helen ha guardado no se sabe dónde.
En ese afán por recuperarlo, cada personaje se revelará tal como es o quiere que los otros lo vean. Ellos mismos funcionan en esta historia a modo de desencadenantes de situaciones cómicas y tramposas. Otro tanto sucede con los extraños: un Lisandro Fuentes que irrumpe en escena declamando su distorsionado discurso de obrero anarquista y Mariano Goiguru, joven militante de la Liga Patriótica. Cada uno, a su manera, dará cuenta del convulsionado clima que se vive fuera de la casa. Se sabe así que rige el estado de sitio y se producirán apagones. El regreso de la luz inspirará metáforas al irónico Francisco Méndez Uriburu, vago de alcurnia. La Patria que “ha nacido hermosa” –según se dice– es territorio de decadencia en las voces de los integrantes de estas familias que ensayan recitados para conmemorar, también ellos, el Centenario de la Revolución de Mayo. En esa irrisoria celebración casera se muestran más patéticos aún, víctimas algunos de sus propias trampas, caricaturas de lo arcaico y falso de una clase.
El trabajo que se ofrece en el Sportivo recobra conceptos implícitos en algunas de las obras de Florencio Sánchez a través de un muestrario de contradicciones que aún hoy abruma a quienes toman conciencia de la mediocridad generalizada, las sucesivas crisis de las corrientes políticas tradicionales, la dependencia, el servilismo y la miseria. Lo más valioso de este espectáculo de Bartís y el elenco reside en el rescate del incomparable autor de Barranca abajo, en la dramaturgia y original disposición de los espacios en los que se desarrollan las acciones y en el desempeño de los intérpretes que, como la excelente Claudia Cantero, sorprenden en cada aparición.
9-DE MAL EN PEOR
Dramaturgia de Ricardo Bartís
Intérpretes: Cecilia Peluffo, Agustín Rittano, Marta Pomponio, Carlos Defeo, Claudia Cantero, Luciana Ladisa, Flora Gró, Federico Martínez, Alberto Ajaka, Andrea Nussembaum y Matías Bringeri. Vestuario: Magda Banach. Música: Carmen Baliero. Espacio y dirección: Ricardo Bartís. Lugar: Sportivo Teatral, Thames 1426 (4833-3585). Funciones en el marco del Festival Internacional de Buenos Aires: desde mañana hasta el domingo 18, en el horario de las 23. Las entradas, gratuitas y dos por persona, se retiran desde las 10 de la mañana del día de función.
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