Sábado, 6 de enero de 2007 | Hoy
TEATRO › VUELVE EL ESPECTACULO “SANOS Y SALVOS”
Cinco integrantes de la Compañía La Arena, dirigida por Gerardo Hochman, destacan la vigencia de la obra y señalan los elementos distintivos del llamado “nuevo circo”.
Mucho se ha escrito acerca de la Compañía La Arena, dirigida por Gerardo Hochman, así como de las listas de destrezas que realizan en su espectáculo Sanos y salvos, con un hilo conductor ligado al teatro y mezcla de disciplinas. El público tampoco ha perdido la oportunidad de comentar las funciones realizadas durante el año pasado en ocasión de su estreno, recalcando siempre, como cuentan los integrantes de la compañía, lo lejos que están de poder lograr las destrezas que realizan los acróbatas sin mostrar en sus rostros el más mínimo vestigio de esfuerzo. Todo esto se podrá ver nuevamente (aunque nada sucede igual dos veces), desde hoy a las 20 y a las 23 en el Auditorio Buenos Aires, ubicado en el Buenos Aires Design, al lado de Plaza Francia.
En un intermedio realizado entre tanta pirueta Mariano Carneiro, Carolina Della Negra, Luciana Mosca, Matías Plaul y Ernesto Terri se juntaron con Página/12 para ofrecer su mirada sobre el espectáculo y el denominado “nuevo circo”. Cinco artistas en representación de la compañía y de la obra, dejando en evidencia la mezcla de pertenencias, como crisoles, que cada uno aporta al espectáculo. Todos son acróbatas, por supuesto, pero cada uno viene de lugares distintos. Una bailarina clásica y una perteneciente al ballet contemporáneo, un joven que pasó por la escuela de Hochman y se quedó, un filósofo que dejó los libros por la locura del escenario y un adolescente que encontró en un trabajo casual la profesión de su vida.
–Muchos hablan acerca del nuevo circo. ¿Qué representa esa categoría para ustedes?
M. P.: –Para mí el “nuevo circo” es un lenguaje, no una categoría. Este lenguaje sirve para optimizar la herramientas del circo tradicional, en función de un objetivo integral. Quizá un espectáculo te puede salir más circense o más teatral, pero siempre tiene que ver con esto de la mezcla. Alguien que hace “nuevo circo” es alguien que puede actuar, bailar, que puede utilizar la técnica en función de generar sensaciones. Y no que sólo haga una linda pirueta. Cuando tenemos que hacer un mortal lo hacemos, pero el espectáculo no se compone sólo de eso.
M. C.: –Dentro de esta corriente hay una revalorización estética. Con la música, las luces. Se trabaja con un montón de cosas. No es que el circo tradicional no las use, pero las había dejado guardadas en un cajón y el “nuevo circo” las reutilizó. A partir de esto el truco deja de ser lo principal.
M. P.: –En el circo tradicional un dúo de mongoles comparte la pista con un número de trapecio, no tiene nada que ver una cosa con la otra y son actos individuales.
L. M.: –Ni tienen nada que ver en el sentido estético...
M. P.: –Nosotros intentamos darle una organicidad al espectáculo, un concepto general.
C. D. N.: –La forma en que ponemos el escenario ya es diferente. El circo tradicional tiene una arena circular en el medio, en Sanos... el escenario es un rectángulo con el público a los costados.
–¿Hay cambios en el show en este reestreno?
M. P.: –Al trabajar con Gerardo (Hochman) uno sabe que va cambiando cosas sobre la marcha, cosas que no le cierran o que se pueden mejorar. Siempre hay cambios que mejoran el espectáculo. Y más allá de eso la novedad es un nuevo número con un trapecio de vuelo. Nosotros trabajamos mucho con el espacio y esta sala es diferente a la del Konex.
E. T.: –No es que va cambiando, sino que evoluciona. Es como ir dando pasos.
–¿Hay personajes dentro del show?
L. M.: –Cada uno tiene un lugar y en ése se desarrolla, es un trabajo hecho por nosotros, creado por nosotros. No es forzado, sino que se creó de acuerdo con nuestras capacidades, ésa es la forma en que trabaja Gerardo.
–¿Cuál es la reacción que ven ustedes del público?
C. D. N.: –La gente está muy cerca de nosotros por la disposición del escenario, y nosotros nos acercamos mucho a la gente. En general en los números que no actuamos nos sentamos con el público. Eso da la cercanía necesaria para que después se acerquen y nos den un beso, felicitándonos, dejando de lado la cosa ésa de “el actor” que no se cruza con el público.
M. P.: –Hay algo que a mí siempre me sorprende. Nosotros hacemos esto, es a lo que nos dedicamos, pero la gente ve en nosotros una entrega y no lo puede creer, se sorprende. Es usual que nos digan “¡Yo no corro ni el colectivo...!” , y por eso el asombro.
C. D. M.: –Yo creo que el espectáculo tiene una buena energía y se ve algo de grupo. No ven estrellas, individualidades, sino un conjunto.
M. C.: –La verdad es que nosotros somos felices haciéndolo. Somos felices ahí adelante y eso se ve.
Entrevista: Suyay Benedetti.
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