Mar 17.04.2007
espectaculos

TEATRO › FIESTA NACIONAL EN EL EX FEUDO DE ANGEL MAZA

La “belleza como tregua” de la crisis política riojana

Con un nivel artístico mucho más parejo que el expuesto en ediciones anteriores, 41 elencos provenientes de todo el país proponen un panorama de la creación teatral en el país.

› Por Cecilia Hopkins

Desde La Rioja

“Por estos días, la convulsionada ciudad de La Rioja se abre a la conmoción y fascinación que provoca el arte”, encabezaba el diario Nueva Rioja su nota acerca del inicio de la XXI Fiesta Nacional del Teatro, el jueves 12, el mismo día de la destitución del hasta entonces gobernador Angel Maza. Y remataba enigmático: “Un paisaje reconocido para el espíritu de los riojanos: la belleza como tregua”. A pesar de lo irregular de la jornada, el nuevo mandatario provincial, Luis Beder Herrera, estuvo presente en el acto de apertura de la fiesta, en el que leyó un discurso de bienvenida a los 41 elencos provenientes de todo el país, al tiempo que se declaró un entusiasta del arte teatral. No obstante, apenas apagaron las luces para dar comienzo con la primera de las obras, salió de la sala pretextando otros compromisos, según aseguran quienes estaban cerca suyo. Circo azul fue el espectáculo local que abrió el encuentro mayor del teatro independiente del país –que se extenderá hasta el 22 de este mes– tras lo cual actuó el grupo de Bruno Van Assche (director y bailarín desde hace años asentado en la región, ex integrante del grupo de Danza Contemporánea del Teatro San Martín) con Kubikiana, aplaudido espectáculo de danza teatro.

Hasta el momento, las obras participantes de esta fiesta organizada por el Instituto Nacional del Teatro y la Agencia de Cultura de La Rioja, evidencian un nivel artístico mucho más parejo que el expuesto en ediciones anteriores. Tal vez porque, al menos en estos primeros días, se están presentando espectáculos estrenados hace tiempo (como La niña invisible, de Jorge Onofri, por los neuquinos de Atacados por el Arte) con muchas funciones realizadas tanto en sus lugares de origen como en gira, lo cual se traduce en una solidez expresiva no habitual en anteriores fiestas nacionales, en las que suelen verse obras aún en vías de afiatarse.

Varias salas fueron acondicionadas especialmente para esta ocasión. La única que ya estaba lista para funcionar era la llamada Nuevo Teatro, inaugurada el año pasado con motivo del estreno de Jettatore!, de Gregorio de Laferrere, con producción del ahora inactivo Teatro Cervantes. En este espacio se destacó el grupo cordobés Cirulaxia Contraataca, que presentó Modestamente con bombos y platillos, con dirección de Elena Cerrada.Con gran dominio de las artes del clown, los cuatro actores (José Luis de la Fuente, Carlos Possentini, Víctor Acosta y Gastón Mori), interpretaron a un grupo de cómicos trashumantes en trance de ensayar una versión del Juan Moreira, con la intención de liberar al héroe de su destino trágico y ofrecer así un circo criollo diferente.

Uno de los espacios más atractivos de la fiesta es El Galpón, una de las barracas de la antigua estación ferroviaria, lugar donde solía trabajar el iconoclasta actor y director local Manuel Chiesa, fallecido hace tres años, cuyo rostro aparece en programas y afiches callejeros. En esa sala de ladrillos a la vista se presentó la excelente Un amor en Chajarí, de Alfredo Ramos, obra representante de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la que dos hermanas y el autoritario marido de una de ellas –tullida a ojos vista pero musulmana a escondidas– viven una exasperada relación marcada por la –fallida– esperanza de trascender humana y económicamente en un ignoto poblado patagónico. Se lucen Eugenio Soto, Gabriela Moyano, Analía Sánchez y Karina Frau. En el mismo espacio se vieron las ajustadas actuaciones del grupo salteño La Sardinera del Norte, con dirección de Daniel Chacón, en una versión de La inapetencia, de Rafael Spregelburd, obra que enfoca las relaciones familiares desde el absurdo que imponen la sordera y la impotencia. También allí se presentó el grupo sanjuanino El Candado Teatro, dirigido por Ariel Sampaolesi. La obra –(Des) Vestir santos– creación conjunta del propio director, Andrea Benavides, y las destacadas intérpretes Andrea Terranova y Norma Velardita, revela en clave de danza teatro las vivencias de dos mujeres de pueblo chico, en el marco de un entorno social y familiar aplastante, con un tratamiento visual desinhibido e inquietante.

Por su parte, en la sala de la pequeña biblioteca Marcelino Reyes, el clown y mimo jujeño Jorge Martín Calvó, propuso al público en su Papeláctica un dinámico juego participativo en el que mostró sus dotes expresivas y sus habilidades en la construcción de objetos de papel. En el Espacio 73, la rosarina Elena Guillén, dirigida por Ricardo Arias, del Grupo Punto Cero, resumió con gracia e ironía en Como la Gioconda, las andanzas de una mujer delirante que en los años ’70 se encuentra a sí misma en las calles de París y se reconoce en la contemplación de la pintura de Leonardo. Representada por el grupo mendocino Caroteno Teatro, la obra Elba y el asesino de Elba, con dirección de su autor, Sacha Barrera Oro, tomó lugar en el interior de una casa riojana. Abarrotada de antigüedades y molduras doradas, el living del ex juez Ricardo Martínez Sánchez le dio un marco de set fílmico a la cuidada puesta de un thriller cuyo desarrollo argumental dejó en el público más dudas que certezas.

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