Jueves, 16 de agosto de 2007 | Hoy
TEATRO › FESTIVAL EN LA CARBONERA
Bajo la dirección de Patricio Orozco y con la española La Pajarita de Papel como compañía invitada, el Festival Beckett invita a sumergirse en el particular mundo del dublinés.
Por Hilda Cabrera
La ausencia de uno de los creadores del Festival Beckett Buenos Aires no impide la segunda edición de este encuentro que acaba de iniciarse en el teatro La Carbonera. El director Patricio Orozco, ahora a cargo tras el fallecimiento del actor y director Miguel Guerberof, recuerda el entusiasmo que llevó a uno y otro a organizar esta muestra en la que se ofrecen cuatro montajes hasta el 20 de septiembre inclusive. Este año, la compañía invitada es la española La Pajarita de Papel. “Estábamos comenzando a trabajar en la adaptación de la trilogía de novelas escritas por Samuel Beckett: Molloy, Malone se muere y El Innombrable, cuando de repente a Miguel lo internaron”, memora Orozco, empeñado en no perder aquel primer impulso. Es así que la madrileña La Pajarita trae dos espectáculos: Krapp. La última cinta y Voces, compuesto por fragmentos de Pasos (Footfalls), Nana (1980), Vaivén (Va et Vient) y No yo (No I), “donde se enlazan textos y atmósferas similares a las que reflejan los últimos trabajos de Beckett, en los que la imagen es muy fuerte y la presencia fantasmal de los personajes es inquietante”.
Los que caen (All that Fall), el trabajo de la compañía de La Carbonera, fue escrita en 1956 para teatro en la radio. En este montaje, “cada actor acciona su voz por medio de una máquina, haciendo que el público, sentado en el centro del escenario, sea atrapado por los diálogos. Las voces envuelven a los espectadores gracias a una disposición circular de los parlantes”, explica el director, quien a su vez presenta Eh, Jane!, inspirada en Eh, Joe!, experimento de teatro para televisión que el autor irlandés escribió en 1965 para la Cadena Nacional Alemana que se reiteró al año siguiente en inglés para la BBC. En Eh, Jane!, “una anciana que espera a un viejo amor recibirá un mensaje conmovedor y a la vez aterrador. La voz en off es de Duilio Marzio, a quien dirigí en Ohio Impromptu, en la edición anterior del Festival”, cuenta Orozco. Actúa Lidia Manzini, en el papel de la anciana, y colabora Vanesa González.
La adaptación de esta pieza significó interiorizarse aún más en el mundo del dublinés, cuya producción el director conoce en profundidad. Ese fue también el camino de Guerberof, especialista en este autor, en William Shakespeare, Thomas Bernhard y Harold Pinter. Según Orozco, uno de los requisitos fue respetar el espíritu y la intención del dramaturgo que adoptó a París como su ciudad y –al mismo tiempo– “mostrar un costado más blando, más redondo, propio de lo femenino”.
Sobre el trabajo de Marzio dice que le produce placer: “Es un gran actor y sabe leer como pocos. Cuando lee en voz alta, uno se da cuenta de cuáles son las frases que están de más”. Orozco admite que ha quedado pendiente la presentación de la biografía de Beckett, en la que el director viene trabajando desde hace tiempo. Espera contar con un presupuesto mayor para editarla. Mientras tanto, anticipa que organizará una serie de talleres para estudiar las obras, ensayos, poemas, cuentos y novelas del creador de Esperando a Godot y Final de partida. Sin duda, uno de los autores que con ácido humor y depuración del lenguaje supo colocar en primer plano la fragilidad y el desconcierto. Sus escritos, fuente de inspiración, generaron una imponente bibliografía. Un dato lo testimonia: cuando en 1969 recibió el Premio Nobel se contabilizaron 32 libros, 66 tesis y miles de artículos sobre gran parte de su obra.
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