Sábado, 5 de enero de 2008 | Hoy
TEATRO › ALEJANDRO TANTANIAN PRESENTA “DE NOCHE”
El director de la obra que se exhibe los sábados de enero en Clásica y Moderna ofrece una puesta que combina la actuación y la interpretación musical en la que se genera una profunda intimidad.
Por Carolina Prieto
La noche es el momento en que los sueños, las obsesiones y los sentimientos afloran, y decae la censura diurna; estallan con mayor o menor virulencia. La noche es un espacio de intimidad, de revelaciones y confesiones. Este es el eje de De noche, el nuevo espectáculo musical y teatral de Alejandro Tantanian, actor, director, autor y también cantante, que tras integrar el emblemático grupo El Periférico de Objetos –dedicado a la manipulación de objetos antropomórficos– continuó con una fructífera carrera en terrenos como la escritura, la dirección, la interpretación y la música. Con este espectáculo que sube a escena los sábados de enero en Clásica y Moderna, Tantanian (en voz y dirección general), junto con el pianista y compositor Diego Penelas, cierra la trilogía que inició en el 2002 con De Lágrimas, y que continuó con De Protesta, dos años después.
“La noche permite una gran diversidad de lecturas: remite no sólo a la idea de nocturnidad sino también a los sueños, a ciertas obsesiones que de día no se liberan y que surgen luego. Es un espacio de mayor permisividad. Este recorrido también deja ver cómo se percibió el tema de la noche a lo largo del tiempo. Las canciones más antiguas que interpretamos son del siglo XVIII: el aria de la Reina de la Noche de La flauta mágica, por ejemplo, y una canción inglesa folklórica. Y nos metemos con géneros como el jazz, el bolero, el fado, el tango, las canciones de cuna, el pop, hasta llegar a la actualidad”, asegura el artista.
–¿Cómo armaron el repertorio? ¿Hubo criterios específicos en la búsqueda del material?
Alejandro Tantanian: –Fue un trabajo conjunto. Diego Manso, un escritor que tiene mucho conocimiento de la música popular, sobre todo latinoamericana, hizo una gran selección de temas. De esa entrega nos quedamos con varios. Diego Penelas también hizo su aporte con obras de jazz, algo de Chico Buarque, y yo incorporé todo lo que tiene que ver con el music hall y con algunos tangos. Así fuimos armando este repertorio que suma unas veinte canciones, algunas en castellano, otras en inglés, alemán y hasta una en ruso.
Diego Penelas: –La verdad, revisamos mucho material.
A. T.: –Y armamos un recorrido sumamente heterogéneo. La noche es como una especie de cápsula en la que ingresan cuestiones muy diversas desde el campo de lo musical y desde lo interpretativo. De todas formas, como el tema implica cierta soledad, cierto encuentro con uno mismo, se puede intuir que el clima dominante del espectáculo será de mucha intimidad. Además de la formación de piano y voz que también sugiere lo mismo, y que se diferencia mucho de las bandas de los dos espectáculos anteriores que contaban con muchos músicos.
D. P.: –Es cierto, el dúo de piano y voz produce una intimidad tímbrica, sonora, pero desde esa base intentamos abarcar la mayor cantidad de atmósferas posibles.
A. T.: –Por ejemplo, hay canciones muy poderosas y otras muy chiquitas. Pasamos por un rango grande de matices. Creo que damos lo mínimo que pueden dar un piano y una voz y también lo máximo, obviamente dentro de nuestras posibilidades expresivas. Y está bueno: logramos que ningún tema se parezca al otro. Hay una variedad de sonidos notable, casi como una ciclotimia musical. Cada canción es única, propone un mundo diferente, muy distinto del que genera la próxima canción, más allá de que armamos una curva dramática. Nos gusta ese contraste casi permanente. Por otro lado, me siento muy bien en el formato de piano y voz con el que trabajé durante cinco años, cuando hacía el repertorio de Brecht y Weill. Y, en este caso, para encarar el tema de la noche es perfecto.
D. P.: –También es un desafío provocar y sostener el interés del público con la voz y el piano como únicos recursos.
–¿Cómo describen el trabajo a nivel interpretativo? ¿Respetaron a ultranza las versiones más conocidas de cada tema o, por el contrario, se embarcaron en una búsqueda más personal?
D. P.: –Intentamos despegarnos de las versiones originales.
A. T.: –Los arreglos son de Diego. Empezamos a juntarnos en julio del 2007 y recién hace dos meses encontramos nuestro modo de hacer este repertorio. Yo no buscaba un pianista que me acompañara, sino un músico que tomara esta propuesta como un proyecto personal, que aportara lo suyo. De lágrimas fue un espectáculo que me dio una gran libertad escénica; tuvo momentos muy intensos, muy paródicos, muy conmovedores. Y confío en que acá también va a suceder algo del estilo. Va a haber un poco de humor: viene por el lado de los problemas amorosos, hacemos una canción, un hit de los ’80, bastante ridículo.
Si bien el espectáculo implica el fin de la trilogía temática, Tantanian no descarta seguir incursionando en este género híbrido que le permite conjugar dos pasiones, el canto y la actuación. “Buscaré otro procedimiento que me permita construir espectáculos”, asegura, y confiesa las vueltas que tuvo que dar hasta permitirse cantar lo que más le divierte. “No tengo estudios de teoría musical aunque me gustaría tenerlos, como también poder tocar un instrumento. En cambio, tomé clases de canto durante ocho años. Es que la música siempre fue muy importante y estuvo muy vinculada a la práctica teatral. Es más, creo que hice un camino en relación con el teatro, a la actuación, a la escritura y a la dirección, como para dar a entender que yo, de alguna forma, era una persona medianamente inteligente y que después de haber hecho todo eso podía permitirme, por ejemplo, cantar temas de un musical. Las trasnochadas frívolas y cabareteras, la diversión del teatro musical. En realidad es un prejuicio que tenía en mi cabeza. Es que tengo un humor muy paródico, muy cínico: no tengo problema, por ejemplo, en cantar canciones como si fuera una mujer, o de embarcarme en situaciones muy desprejuiciadas. Pero no siempre me atreví a mostrar esa faceta en público. Ahora sí, y está bueno”, revela el autor de obras inspiradas en Ibsen (Recital Ibsen), Strindberg (Julia, una tragedia naturalista) y Dostoievski (Los Mansos).
El año arranca auspicioso. En febrero se estrena en París la ópera Instante, con música de Oscar Strasnoy y libreto de Tantanian, basada en un cuento tradicional italiano recopilado por Italo Calvino. Junto a Strasnoy, radicado en Francia y dedicado a la música contemporánea, ya hizo otra ópera titulada Fábula, que en Buenos Aires se vio en el 2005 en el Ciclo de Música Contemporánea del Teatro San Martín. “Oscar saca de mí el humorista más desenfadado. Yo solía escribir óperas más bien serias y con él incursioné en un terreno muy divertido y delirante”, comenta. No podrá viajar para asistir al debut parisino por las funciones porteñas y por los ensayos de un proyecto muy tentador. Con un elenco de lujo que reúne lo mejor del teatro independiente (Mirta Bogdasarian, Gaby Ferrero, Stella Galazzi, Javier Lorenzo, Nahuel Pérez Biscayart, Pablo Rotemberg, Luciano Suardi, Diego Velázquez y Ciro Zorzoli), Tantanian estrenará en abril un melodrama inspirado en Los hermanos Karamazov, titulado Los sensuales. En la misma sala del Camarín de las Musas donde montó Los mansos (un espacio rectangular con algunos descansos en las paredes y una suerte de pasarela central) desplegará esta “gran farsa centrada en lo situacional, en contar un relato con intérpretes de primera que además van a cantar”. El trabajo es el resultado de un proceso de búsqueda largo y sin prisa iniciado a fines de 2006. “Tengo búsquedas muy lentas porque no sé de antemano lo que quiero hacer”, dice, acostumbrado a convivir con el vértigo y la incertidumbre.
De noche, los sábados de enero a la 0.30 (noche de sábado a domingo) y los viernes de febrero a la 0.30 (noche de viernes a sábado) en Clásica y Moderna (Callao 892-4812-8707, entradas a $ 25).
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