Los cazurros originalmente eran juglares de cortes españolas, truhanes, vagos, ladrones, de baja calaña y atorrantes. Pero cuando allá por el ’94 Pablo Herrero y Ernesto Sánchez buscaban un nombre para ponerle a su grupo, que formaba parte de la Compañía El Juglar, “estábamos viendo algunas alternativas, y vino el viejo de Pablo y nos dijo ‘tengo el nombre para ustedes –cuenta Sánchez–. Nos tiró un libro, lo abrimos, y había una serie de juglares: los ministriles, los de la corte, y ahí estaban los cazurros. Y como estábamos dentro de la Compañía El Juglar nos pareció gracioso”, y Herrero compara: “Ahora ya son 14 años de laburo con un concepto propio. Aquellos juglares usaban la imaginación para subsistir y nosotros... también”, dicen los actuales Cazurros, que ayer estrenaron en el teatro Premier la obra El túnel del juego.

En este nuevo espectáculo (y quinta temporada consecutiva en la avenida Corrientes, además de sus presentaciones en escuelas y festivales), deberán enfrentarse a los Fabulosos Malvados Internacionales. Para lograrlo tendrán que sobrevivir a una serie de desventuras que encontrarán atrapados en el Túnel del Tiempo, en un viaje lúdico a través de la historia, y tendrán que sobrevivir en el mundo de los dinosaurios, enfrentarse a un temible dragón en la Edad Media y viajar al futuro para rescatar a sus amadas princesas. Todo, enmarcado por el espíritu de Los Cazurros y ese jugar a ser chicos otra vez, para no olvidarse de haberlo sido. Sánchez sostiene que es un espectáculo para toda la familia, ya que está pensado para chicos, pero que también “lo pueda disfrutar el adulto, desde los contenidos, hasta divertirse con su hijo, no ser el típico espectáculo donde llevás a los chicos y te pegás un aburrimiento terrible. Hay un montón de canales y humor, te puede gustar la música, que es la que a nosotros nos gusta hacer y escuchar”.

–¿Por qué eligieron trabajar para chicos?

E. S.: –Trabajar para chicos fue una consecuencia. Nos conocimos estudiando teatro y cuando quisimos armar un espectáculo juntos y empezar a hacer espectáculos para chicos nos dimos cuenta de que en Cazurros pudimos volcar y profundizar un montón de ideas propias, desde musicales, estéticas, hasta políticas, sociales. Todo lo que uno puede pensar está volcado con humor en los espectáculos. Nuestras obras no nos parecen infantiles más allá de que están pensadas para chicos, con la ventaja de meter un montón de opinión y de puntos de vista sobre la realidad política y social. Es como un vehículo de actuación bastante grande, tal vez como los juglares de antaño.

–¿Cuál es la importancia del desarrollo de la imaginación en los chicos?

E. S.: –Si no te cultivan algunas cosas de chico, es difícil que las tengas de grande. Si no te enseñan la costumbre de leer, no te digo que es imposible pero es mucho más difícil que la tengas de grande. Hoy crear tu propio juego, jugar con tu imaginación no es tan común como era antes. El desarrollo imaginativo es vital en todo orden, quieras ser abogado, médico o lo que sea. Cuando fomentás el desarrollo de la imaginación de los chicos les estás dando herramientas para que sean más libres, para que puedan elegir. Si les das siempre lo mismo, y todo resuelto, vas achatando su posibilidad de elección. Si hoy unos pibes se juntan y sólo miran tele, o juegan a la Playstation, se están perdiendo de algo. Ojo, yo de chico miraba un montón de tele, no estoy en contra de eso, pero que no te puedas crear tu juego... estamos en problemas. Está todo bien, pero te estás perdiendo de algo.

P. H.: –Las estadísticas dicen que los chicos hoy miran cuatro horas de televisión, y en general en las casas se ve lo que los chicos miran. Y por ahí ven Bailando por un sueño, que termina a las doce y media de la noche. No estamos en contra de la tele, pero si te tomás cinco botellas de vino vas a terminar borracho, si te tomás una copa la disfrutás. El chico lo mismo: ver la tele está buenísimo, pero que no se convierta en lo único.

En El túnel..., una pantalla gigante funciona como “escenario paralelo”, donde aparecen personajes o muñecos que interactúan con los que están sobre el escenario. Pero el recurso técnico tiene una función muy clara: poder multiplicar los personajes que representan los dos actores en escena. Así, son ellos mismos los que preguntan sobre el escenario y se responden desde la pantalla. Sánchez explica que “nos valemos de elementos que nos sirvan para contar la historia. Lo podemos contar Pablo y yo sin nada, así empieza. Como una taza puede ser un sombrero y un paraguas un paracaídas, usamos todos los elementos que tenemos a nuestro alrededor para montar un espectáculo”. Y comparan: “Es lo mismo que encontrás en una casa: tenés el DVD, los chicos ven películas que bajan por Internet o las compran truchas por tres o cuatro mangos, no hace falta ser un potentado para tener acceso a eso. Son cosas que ya están instaladas. No somos vanguardistas por usar eso”, concluyen.

El túnel del juego va los sábados, domingos y feriados a las 16.30 en el Teatro Premier (Av. Corrientes 1565).