Dom 15.02.2009
espectaculos

CHICOS › AL TUN TUN EN CONCIERTO, UNA MEZCLA DE RITMOS PARA TODO PúBLICO

Canciones para escuchar sin rótulos

Débora Azar, Cristina Coccoli y Fernanda Massa presentan un espectáculo que incluye música, imágenes e interacción.

› Por Sebastián Ackerman

Los espectáculos de Al tun tun son recitales: hay músicos sobre el escenario, público en la platea y el eje del show pasa por lo musical, con chacarera y tango, rock y candombe, bolero y guayno. Pero puede ser que el público no sea mucho más alto que las butacas que los reciben, ya que sus fans –como ellas los definen– son sub 12. “Es maravilloso lo que el chico devuelve, es un espectador muy espontáneo, porque no tiene el tinte intelectual del adulto: le gusta o no le gusta. No está pensando ‘me tengo que quedar acá escuchando porque queda mal que me levante y me vaya’. La autenticidad que tienen es increíble. La inmediatez de la devolución es una retroalimentación para lo que hacemos. Y un desafío”, dicen a Página/12 Débora Azar, Cristina Coccoli y Fernanda Massa, integrantes del grupo, que presentan su nuevo espectáculo, Al tun tun en concierto, los domingos a las 17.30 en el C. C. de la Cooperación (Av. Corrientes 1543).

En este nuevo espectáculo, el grupo agrega a lo musical una pantalla gigante de video, idea que sacaron de cuando fueron a ver a la mexicana Lila Downs, y les gustó tanto que quisieron “que los chicos pudieran vivir eso con Al tun tun”, cuentan casi a coro. “Hace tiempo que teníamos ganas de darles un nuevo formato a los temas que ya teníamos”, detalla Azar, “sumarles una propuesta visual y de inte-racción. Es una nueva puesta, es una escenografía móvil, que suma a lo que nosotros proponemos en el escenario. Hoy el lenguaje audiovisual es muy fuerte...”, argumenta. Y como en todos los recitales de Al tun tun, también hay espacio para pequeños números teatrales, que utilizan para ir presentando los temas. ¿Cuánto hay de teatral en un recital? Coccoli dice que “nosotras somos teatrales, vivimos teatralmente (risas). Es la forma de ir hilvanando los temas. Vamos jugando entre canción y canción”, bromea.

Al momento de pensar el espectáculo, tienen muy en cuenta al público al que apuntan. Por eso, ofrecen distintas opciones sobre el escenario para que los chicos puedan disfrutar del recital. Azar, la compositora del grupo, explica: “Cada canción es un mundo en sí, tiene que cerrar por sí sola. Y eso les permite a los más chiquitos conectarse con cada momento que va pasando. No hay una historia hilvanada que atraviesa todo el espectáculo, sino que tienen que conectarse con lo que cada escena les propone, desde la música y lo visual. Es un recital, básicamente”, y compara: “Cuando vas a un recital cada tema no tiene que ver con el anterior. Es la misma propuesta, pero sumada una propuesta visual, porque Al tun tun vienen chicos de dos años hasta de nueve, diez. Y cada uno se engancha de una cosa distinta. Y ésa es la idea”, se entusiasma.

La variedad de ritmos y registros sonoros que ofrecen puede ser una puerta de entrada para que los chicos conozcan otros colores musicales, más allá de los que puedan escuchar en su casa o el colegio. Y también un desafío, porque las canciones de Al tun tun son composiciones propias, sin –señala Massa– un “repertorio tradicional. Ese es ya un desafío grande, porque son todas canciones nuevas. Así como esto quisimos que sea variado y abierto no sólo en ritmos sino también en lo compositivo. Y como llega de una manera simple y natural, a los chicos los engancha”, describe, y Azar analiza: “Los chicos no hacen distinción de estilos, se conectan con lo que la escena les propone. Entra sin clasificación. Están abiertos a recibir porque no tienen un filtro previo. Supongo que depende de la música que se escucha en tu casa, van creando un mundo sonoro, pero de repente la idea es abrir a nuevos ritmos, a nuevas sonoridades”.

Este eclecticismo musical, sostienen, no busca “comprarse” a los padres para que vayan a sus recitales, sino que es lo que a ellas les gusta hacer y lo que disfrutan darle al público. Para Massa, “no es un desafío buscar qué guiño vamos a hacer para los padres. No pensamos en que tenemos que hacer rock porque hay una generación de padres de treintaypico a la que les gusta el rock, y así nos garantizamos el público. Primero está la cuestión de lo que te pasa a vos con lo que hacés”, apuesta. Y Azar recuerda que en su infancia “la música fue algo que me hizo muy feliz. Y siento esa misma felicidad al subirme al escenario y hacer esto para los chicos, porque recuerdo esos momentos como una compañía, y poder brindarles eso a los chicos me da mucha alegría”, afirma.

Sobre el escenario, sienten que pueden volver a jugar como cuando eran chicas, que por momentos se desdibujan las obligaciones de estar sobre el escenario y disfrutan del “estar ahí”. “Acá tengo muchas más libertades que si hiciéramos música para adultos, porque la exigencia pasa por otro lado: por ahí, para grandes lo formal es mucho más importante, o cómo resolvés técnicamente”, compara Massa, y Azar concuerda: “Nos ponemos a jugar sobre el escenario como juegan los chicos, y nos divertimos muchísimo. Ese es el plan: hoy tengo función: ¡buenísimo!”. Pero Coccoli no siente que vuelve a ser una nena: su “yo” adulto disfruta más, “porque era retímida, y ahora me estoy dando el gusto de sacarme la vergüenza que tenía de chiquita cuando me decían que tocara y yo me encerraba en la pieza. Ahora me paro en el escenario y me divierto lo que no me divertía de chica”, confiesa.

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